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Puigdemont saluda a sus exconsejeros Toni Comín y Clara Ponsatí a la salida del tribunal de Sassari. A la derecha, su abogado defensor Gonzalo Boye. Gianni BIDDAU / AFP | Vídeo: AFP

La Justicia italiana se lava las manos y deja libre a Puigdemont

El Tribunal de Sassari que debía decidir sobre la extradición del expresidente suspende el caso hasta que se pronuncia la Corte Europea

Darío Menor

Roma

Lunes, 4 de octubre 2021, 09:28

Pocos minutos después de las tres de la tarde, Carles Puigdemont salía triunfante del Tribunal de Apelación de Sassari, en Cerdeña, donde un juez tenía que decidir si lo dejaba en libertad o lo extraditaba a España después de que fuera detenido el pasado 23 de septiembre a su llegada a esta isla italiana y pasara poco menos de un día en la cárcel. Ante la coincidencia en las posiciones de la Fiscalía y de la defensa, el magistrado Salvatore Marinaro decidió suspender el caso a la espera de que la Corte de la Unión Europea se pronuncie sobre la situación de su inmunidad como miembro del Parlamento Europeo.

El expresidente de la Generalitat, de esta manera, mantiene su libertad de movimientos, que no tardó en aprovechar para saludar efusivamente al grupo de independentistas sardos que le jalearon a la salida del tribunal de Sassari.

Puigdemont estuvo acompañado por el secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Sànchez, y por los exconsejeros Clara Ponsatí y Antoni Comín. Cuando el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena se enteró por los medios de comunicación de que Ponsatí y Comín habían viajado a Italia, se apresuró a pedir a la Justicia italiana que ambos fueran igualmente detenidos y extraditados. Según informaron fuentes del Supremo, Llarena recordó al Tribunal de Apelación de Sassari que la situación de ambos es similar a la de Puigdemont, al pesar sobre todos ellos «la orden de detención europea y a los procedimientos de entrega entre Estados miembros». Pero su petición cayó en saco roto.

La incompetencia del Tribunal Supremo para emitir la euroorden

  • - La defensa de Puigdemont insistió este lunes en que el Tribunal Supremo no es «competente» para emitir la euroorden para entregarlo a España. «Desde el primer día, en noviembre de 2017, planteamos que había un problema de competencia y el Supremo ha ido cambiando las razones para otorgarse ellos mismos la competencia en función del desarrollo de los acontecimientos», señaló el abogado Gonzalo Boye en la rueda de prensa junto a Puigdemont.

El letrado italiano del equipo de abogados de Puigdemont, Agostinangelo Marras, fue el encargado de anunciar la decisión a los medios que el tribunal de Cerdeña «ha suspendido la decisión a la espera de que se definan dos cuestiones preliminares en la corte europea: la relativa a la inmunidad de Puigdemont y la relativa a la competencia del juez español para adoptar una medida como la que ha tomado. El procedimiento no está archivado, sino suspendido a la espera de estas dos decisiones». El abogado también aclaró que el tribunal había rechazado la petición del letrado de Vox para personarse en el proceso.

Crecido después de la decisión de la Justicia italiana, Puigdemont ofreció una conferencia de prensa en la ciudad sarda de Alguer, en cuyo aeropuerto fue detenido hace doce días, para recordar que tres países europeos, Bélgica, Alemania y ahora Italia, le habían dejado en libertad. «Es el momento de decirle a España y lo diré en italiano: ¡Basta! Basta de seguir un camino que no le da ningún resultado positivo. Un camino que dificulta una resolución política a un conflicto político», clamó el expresidente de la Generalitat, que acusó a España de hacer un uso político de los procedimientos judiciales.

Ilegalidad

Tras reconocer que había seguido de oídas la reciente convención del PP en Valencia, en la que Pablo Casado anunció que traería a Puigdemont a España para ser juzgado, aprovechó su comparecencia para dejar un recado conjunto al líder de la oposición y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: «Ambos han hecho promesas políticas de que me extraditarán. No sé cómo lo harán cumpliendo la ley. Solo hay opciones ilegales: interviniendo en la acción judicial. Feo. Ya sé que no les importa pero sería fuerte que el poder ejecutivo le diga al judicial lo que tiene que decir. La otra es más peligrosa: me secuestrarán. Harán como en la guerra sucia de los GAL».

Flanqueado por Marras y por su abogado principal, Gonzalo Boye, Puigdemont aseguró que estaba «muy contento» por la decisión del tribunal de Sassari, aunque se la esperaba, por lo que estaba «tranquilo».

Alternando el catalán con el inglés y el italiano, remarcó una vez más que su caso es «un problema europeo» y abogó incluso por la expulsión de España de la Unión Europea. «Es el momento de preguntarse si España sigue siendo miembro o si hay excepción en el Estado de derecho europeo», dijo para subrayar que los criterios de los tribunales españoles en su caso son rebatidos en las instancias judiciales de otros países europeos. «La reputación de uno de los pilares de derecho, el poder judicial, queda muy tocado, deteriorado. Y esto no es bueno para nadie, tampoco para la UE. Es un consejo que beneficiaría a todos que España frenara esta deriva», recalcó.

Aragonès exige una ley de amnistía mientras el Gobierno respeta la decisión italiana

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, exigió este lunes una ley de amnistía «sin demora» después de que el Tribunal de Apelación de Sassari haya suspendido la extradición del expresidente Carles Puigdemont hasta que los tribunales europeos se pronuncien sobre su inmunidad y de que se resuelva la pregunta prejudicial realizada por el magistrado del Supremo Pablo Llarena.

El jefe del Ejecutivo catalán se mostró «contento» por la decisión que dejó libre a Puigdemont, pero subrayó que «esta es una lucha larga. Es solo una batalla. Para ganar completamente es absolutamente necesaria una amnistía que permita el libre retorno de los exiliados».

Recalcó que la amnistía serviría «para que se deje de perseguir a las personas que están vinculadas con el referéndum del 1-O, para que puedan volver los exiliados pero también servirá para que el juez (Pablo) Llarena deje de visualizar ante Europa las deficiencias del Tribunal Supremo de su propia causa y deje demostrar las vergüenzas de procedimientos judiciales que son una persecución política y una causa general contra el independentismo».

La locuacidad de Aragonès contrastó con el silencio del Gobierno de Pedro Sánchez. Solo el ministro de Asuntos Exteriores se limitó a decir que el Ejecutivo respeta «todas las decisiones judiciales, las que nos gustan más y las que nos gustan menos». José Manuel Albares prefirió hablar de la «agenda de la reconciliación que es positiva para Cataluña, para España y también para Europa», en referencia a la mesa de diálogo abierta entre el Gobierno y la Generalitat hace tres semanas.

El PP consideró que el Gobierno «respira aliviado» tras la decisión del tribunal de Cerdeña, resolución que no valoró. En cambio, solicitó la comparecencia en el Congreso de la ministra de Justicia para que explique la posición de la Abogacía del Estado en este proceso, en el que ha mantenido un criterio diferente al del Tribunal Supremo al considerar que las euroórdenes dictadas por Llarena están suspendidas.

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