«Con viento sur, no había manera de pasar la barca»

Cincuenta años ya.

Han pasado rapidísimo.

¿A qué se dedicaba entonces, cuando se inauguró el puente?

Me dedicaba a atender un taller de confección de zapato ortopédico.

¿Por el taller pasaba mucha gente?

Sí, porque iban a Pedrosa. Trabajaba para enfermos de toda España que venían a Pedrosa.

¿Hablaban ellos sobre el puente?

Lo del puente era el pan nuestro de cada día en todas las conversaciones. Sobre todo cuando había viento sur. Con viento sur, no había manera de pasar la barca. Pasábamos a remo. Nos pegábamos la juventud por coger el remo. Ahora, a las diez de la noche, si perdías la barca, te quedabas colgado.

¿Y los barqueros qué opinaban del puente? ¿Ellos también querían que se construyese?

Deseando estaban también, para jubilarse. Era gente mayor.

¿Quién promovió ese puente?

Pepín Solana del Río. Ése fue el promotor del puente. Hizo uno y mil viajes a Madrid. Fue un genio. Parece que le estoy viendo todavía. Fue el promotor y el que insistió hasta que lo consiguió.

¿Qué esperaban de él? ¿Creían que les cambiaría la vida?

La idea fija era tener un servicio adecuado por tierra. Pero luego vino el boom, porque ya dos años antes se inauguró Calatrava, con miras a que iba a ser un lugar de desarrollo, como así ha sido. Y también Simsa. Luego ha venido todo el polígono industrial de Pontejos-Gajano, que no se habría desarrollado sin el puente.

A Pontejos le dio la vida.

A toda la costa. Y luego se coronó con el puente de Somo.

¿Se justificaba que la gente lo celebrara como se observa en las fotografías?

Sí. Mucho.

¿Cómo vivió aquella fiesta?

Pues yendo con todos al puente. En casa no sé si hubo pollo aquel día... Pero lo celebramos por todo lo alto.