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Gilda Ruiloba
Jueves, 14 de marzo 2024, 01:00
El pasado 9 de marzo ha fallecido un gran hombre, mi padre. Puede resultar grotesco que su propia hija se exprese en estos términos, pero así lo avalan 66 años de mi existencia junto a él.
Fue un hombre adelantado a los tiempos que le ... tocaron vivir, culto, inteligente, creía firmemente en la igualdad de la mujer y solía decir «ellas son más trabajadoras que nosotros, a la vista está destacan en todo, sacan mejores notas, no se las pone nada por delante y el secreto es que son mucho más perseverantes». Pero si algo destacaba en él, era su paciencia ¡Cuánto he envidiado siempre esa serenidad!.
En cuanto a su disponibilidad, si le pedías algo, le faltaba tiempo para cumplir o ayudarte en ese problema que te atosigaba, incluso dejando lo que tenía entre manos porque, sin duda alguna, su principal característica era su bondad.
Fue también un hombre que nunca dejó de aprender y superarse a sí mismo. Recuerdo que con 72 años aprendió a manejar el ordenador sin ninguna ayuda. Quería saber más y más y se inscribió en un curso de informática. Hasta el día antes de morir, con 95 años, utilizó las nuevas tecnologías para consultar en redes sociales los temas que le interesaban.
Nos ha dejado un gran legado de vídeos hechos por él, tanto familiares como obras de teatro y comedias que representaba junto a sus compañeros de la Asociación Cultural de Mayores de Santa María de Cayón, de la que fue presidente durante 22 años. Ruiloba -como le conocían muchos de sus amigos- además de presidente de ese colectivo cultural de Cayón, también fue vocal nacional, representante de Cantabria en la Confederación Nacional de Jubilados y Pensionistas de España (Conjupes). Esta entidad estaba encargada de velar por los intereses de los pensionistas así como por sus derechos constitucionales y promover servicios sociales, asistenciales y socioculturales para este sector de la población.
Entre otras empresas que le tocó negociar, acudió en repetidas ocasiones a las Cortes y se reunió con el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales de aquel momento, Juan Carlos Aparicio. Uno de sus principales logros, alcanzado después de muchas negociaciones, fue una subida importante de las pensiones de viudedad. Tenía un lema: «La ilusión por vivir y la actividad son la mejor receta para las personas mayores y la medicina más barata». Ese ha sido el secreto de su longevidad y calidad de vida.
Siempre recordó con cariño los años en que trabajó con su camión recogiendo la leche en ollas (oficio ya desaparecido) para entregarla en la Nestlé. Hablaba de las muchas aventuras que le pasaron con los lecheros a quien siempre consideró sus amigos y que muchas veces se quejaban de la puntualidad extrema con que hacías las recogidas. Con frecuencia alguno se dormía, le desorganizaba el recorrido y esto le incomodaba.
José Ruiloba Casasola fue, por encima de todo un hombre bueno y el mejor padre que uno pueda tener. La tierra ha perdido un gran hombre, pero el cielo ha ganado un ángel.
Vuela alto papá, siempre estarás en mi corazón.
es hija de José Ruiloba
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