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Cuando vino al mundo hace 88 años en Valle de Ruesga, su padre ya estaba de vuelta de su periplo cubano. Fue por aquella aventura por lo que sus paisanos le apodaron 'Menocal', en alusión al general Mario García Menocal que gobernó la isla caribeña ... de 1913 a 1921. El mote lo recibió en herencia Julián Maza Porres que, décadas después, bautizó así la empresa de autobuses que fundó en su pueblo natal y con la que recorrió miles de kilómetros haciendo rutas escolares.
Poco podía imaginar Menocal las vueltas que da la vida cuando escuchaba las historias de los clientes del bar que sus padres regentaban en Valle. Menos aún cuando se puso al frente de una explotación ganadera. Pero, finalmente, llegó su salto al mundo del transporte, donde demostró su buena mano al volante para llevar a buen destino una flota sobre ruedas de la que siempre estuvo orgulloso.
'Excursiones Menocal', con sede en Valle, comenzó su periplo con los escolares de la Junta de Voto y, más tarde, amplió su radio de acción a toda la montaña. Fue la de Julián una trayectoria longeva en la que ejerció de chófer para tres generaciones. Hombre generoso y altruista, siempre dispuesto a ayudar, Menocal cultivó la cercanía y la amistad con derroche de combustible vital. Desde todos los frentes supo ganarse el cariño de sus vecinos. Entre sus costumbres más arraigadas, la de asistir a la ceremonia de despedida de cuantos fallecían en su pueblo para los que siempre tuvo un pequeño homenaje floral.
Histórico militante regionalista, el pasado mes de noviembre presidió el XIII Congreso de su partido celebrado en el Palacio de Festivales. Un honor que le vinculó aún más con un Miguel Ángel Revilla con el que rivalizó de manera amistosa en aquellas partidas de tute que institucionalizaron años atrás en el mítico Casa Tomás de Ogarrio.
En aquellos lances de naipes y tapete, Menocal, siendo pareja de Tomás, el anfitrión, le cantó más de una vez las cuarenta al presidente cántabro, que tenía como compañero de partida a Ramón Ochoa, alcalde de Ruesga. En juego un décimo de lotería y el orgullo por salir airosos de una costumbre que surgió en el contexto de la tradicional fiesta de El Milagro.
El último duelo se lo llevó junto a Tomás el bueno de Julián, a quien lloran tantos que tuvieron la suerte de cruzarse en el camino de una de esas personas que sembraron el bien allá donde fueron. Pintan oros en el cielo.
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