El admirado adalid del reglamento taurino

La última vez que estuve con Fernando fue en una tertulia organizada por Claudio Acebo, para su programa de radio, durante la Feria de Santiago de este mismo año. A ella acudió también el presidente del Colegio de Veterinarios y asesor de la presidencia del coso de Cuatro Caminos, Juan José Sánchez Asensio, con el que coincidió en varias ocasiones. Le encontré con muy buen aspecto, jovial y divertido. Y, como siempre, -le conozco desde hace años- estuvo muy acertado en sus comentarios ante el micrófono. Sin duda alguna, era un auténtico maestro y adalid de todo lo referente al reglamento taurino y sus interpretaciones, del comportamiento de presidentes y asesores, del orden en la plaza, de la balanza, de la presentación y trapío de los toros... A la vez, atesoraba un buen número de anécdotas y curiosidades sobre la Feria de Santiago, la plaza de Cuatro Caminos y todo aquello relacionado con la fiesta. Hablamos ese día del fraude en el peso del ganado a lidiar, para él inaceptable, y de aquel toro de Bañuelos al que se pidió el indulto en 2011, y que se negó a devolver a los corrales aplicando meticulosamente sus conocimientos. El diestro sevillano Daniel Luque lo mató finalmente para cortar las dos orejas. También analizó el desarrollo, hasta ese día, de las corridas de la feria que había presenciado, de toreros y, sobre todo, de toros..., su pasión.

Durante muchos años, y hasta 2014, alternó el puesto en el palco con Ramón Paterna, inspector de policía también fallecido. Ambos estaban en las antípodas a la hora de aplicar el reglamento y conceder trofeos a toreros y ganaderos. Fernando, firme en sus decisiones, sin sucumbir a la presión del respetable, y Ramón, siempre rápido y generoso a la hora de sacar el pañuelo blanco. La firmeza, el rigor y la seriedad fueron los atributos que definían a Fernandez Moreno cuando, vestido para la ocasión, ocupaba el sillón principal del balcón presidencial.

Su faceta como policía fue menos conocida. Nacido el Palencia capital, desarrolló su profesión prácticamente en su totalidad en Cantabria. Aquí formó parte del comité de juegos junto a otro agente del cuerpo. Viudo desde hace varios años de María del Rosario Obregón, Fernández Moreno deja dos hijos: Teresa y Fernando.