Un aficionado al fútbol que trabajó desde la base de este deporte

Como recuerda San Juan, Santiago vivía en la calle Tres de Noviembre, a un tiro de piedra de la sede de la Peña Lachicoria, donde dio sus primeros pasos en el mundo del fútbol como entrenador. Fue en la pista de esta asociación deportiva y cultural donde empezó a entrenar a niños y chavales de las categorías inferiores y donde el gusanillo del fútbol fue creciendo.

Empleado de la seguridad del Banco Santander, López Ríos trabajó toda su vida en oficina Principal de la entidad. Sabedores de su afición por este deporte, «en el banco le ofrecieron hacerse cargo de la sección de fútbol». Y ahí comienza su vinculación con el Club Bansander, una relación que Santiago ha mantenido hasta el último momento pues, como relata su amigo Pepe, «hasta el jueves ha estado haciendo gestiones».

En aquellos primeros años, Santiago se hizo cargo de la sección de fútbol del Bansander para un tiempo después pasar a ser secretario de esta sección, es decir, la persona encargada de realizar todos los trámites administrativos relativos a los equipos: tramitar las licencias administrativas y los seguros, organizar los viajes de los grupos que están en la división de honor... toda una serie de tareas administrativas que no le impedían estar siempre en los campos que era donde realmente disfrutaba.

«Buena gente, responsable y buen amigo de sus amigos». Así lo define Pepe San Juan, quien destaca el papel desempeñado por Santiago «uno de los pilares de la sección de fútbol del Bansander que ha tenido un papel fundamental para que ésta creciera y llegará a ser lo que es ahora». San Juan recuerda que durante sus más de veinte de años de vinculación con el Club trabajó con tres presidentes. Explica que en estos momentos diez equipos de diferentes categorías, desde Benjamines a Juveniles (de 8 a 19 años) forman la sección de fútbol del Bansander, es decir, unos 150 chicos, unos chavales que se han quedado un poco huérfanos con la marcha de Santiago.