Uno de los aficionados más fieles de la Peña Bolística Camargo

Antonio Argüeso había nacido en Guarnizo hace 89 años, muy cerca de donde residía la familia Gento. De la misma edad que Paco, ambos compartieron infancia y amistad hasta que la vida les llevó por caminos diferentes: al futbolista, primero al Racing y luego al Real Madrid, y a su vecino, a Maliaño, donde se casó con Isabel, más conocida como Pitita. Los dos se instalaron en el barrio La Sindical, muy conocido en la zona y desde donde Antonio se trasladaba todos los días a trabajar a la fábrica de Cros, una de las claves de la expansión de Camargo.

Buena persona y querido en el barrio, Argüeso compartía con su cuñado un terreno agrícola en la zona más alta de Maliaño, en el barrio de El Real. Allí, además de cultivar hortalizas, colaboraba y compartía conocimientos con los vecinos que se iniciaban en el mundillo. Directo, siempre al grano, pese a no ser pródigo en explicaciones siempre tuvo un consejo, una ayuda o una mano para todos los vecinos, tanto de edificio como de huerta.

Con todo, la pasión de Antonio eran los bolos y su peña, Puertas Roper. Pitita y él no tuvieron hijos, aunque criaron casi como tal a Pilar, que junto a su marido Juan regentó durante varios años el bar instalado en la bolera El Parque de Maliaño, donde vivió títulos de Liga, de Copa e incluso los Campeonatos Regionales que se celebraron en el recinto. Todo ello desde su atalaya de la zona de birle, donde tenía una visión privilegiada tanto de lo que ocurría en la arena como de su sobrina, que despachaba en el bar.

Muy vinculado a la entidad, no se perdía entrenamiento o partido de los suyos y fue testigo de los años dorados de una peña que ahora echará de menos su presencia cada martes, jueves y sábado.