

Secciones
Servicios
Destacamos
Algunas personas no pueden disimular lo que son. Por muy grandes que sean, por mucho que gruñan o por el aspecto fiero que puedan tener, a la mínima, les sale la bondad que llevan dentro. Ese era el caso de Lorenzo González Villegas, nacido en Vargas (Puente Viesgo) hace 74 años y al que sólo una dura enfermedad ha logrado apartar de las boleras.
Y eso que Lorenzo comenzó muy tarde a jugar federado a los bolos. No a practicar este deporte, porque en su Vargas natal quien más o quien menos, de chaval, cogía una bola. Pero no fue hasta bien entrado en la cuarentena cuando, impulsado por su amigo Felipe Cianca, se animó a retornar a la arena con la peña Mesón Dos Ríos. Pese a su vocación tardía, González demostró pronto que lo había cogido con ganas y siempre era el primero cuando había que echar una mano para arreglar la bolera o arrimar el hombro para organizar algún evento.
Empleado de la empresa RAM de Renedo de Piélagos, durante toda su vida laboral, tras la desaparición del conjunto de Vargas, Lorenzo se incorporó al equipo de Posadillo, desde donde se trasladó a su último destino, el de la peña El Parque de Torrelavega, una familia entrañable que comanda Rosa Palacio, tras el fallecimiento hace tres años de su marido, Jesús Ferrer. En esta peña, el bolista de Vargas volvió a dejar constancia de su humanidad, de su afición y de su fortaleza, pues cuando la enfermedad atacó su salud era capaz de someterse a un duro tratamiento por la mañana y derribar bolos como el que más por la tarde.
Amigo de sus amigos, muy querido en la categoría de veteranos y un gruñón de un gran fondo, nunca faltaron sus manos a la hora de colaborar en cualquier evento de la peña, en la que ha militado durante cuatro temporadas y en la que ha dado muestras de buen nivel.
Noble y batallador, Lorenzo González nunca quiso presumir de sus hazañas bolísticas, incluso de una sólo a la altura de los más grandes, la de derribar 37 palos de birle en un entrenamiento en la bolera de Renedo, junto a su gran amigo Ramón Canal.
«Para mí era como un hermanos, y sólo me enteré de esa hazaña porque lo comentó Ramón en el funeral», sonríe Cianca. Un jugador de raza, de los que siempre dejan buen recuerdo dentro y fuera de las boleras de Cantabria.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.