Secciones
Servicios
Destacamos
Aunque José Luciano Gómez Mata, 'Pepe, el rabelista de Liaño', había nacido en Madrid su infancia y juventud discurrieron en Quintana de Toranzo (Corvera de Toranzo) y fue a la escuela en el colegio de Villacarriedo. En aquellos años era conocido como 'Pepito, el de ... Quintana'.
Tras contraer matrimonio con un vecina de su pueblo, Emilia Magaldi Díaz, 'Miliuca', en el año 1965 el joven matrimonio trasladó su residencia a Liaño de Villaescusa, donde vivía una hermana de Miliuca, y es en este pueblo donde levantaron su hogar, formaron una familia y nacieron sus cuatro hijos: José Emilio, María Antonia, Manuel Fernando y Jesús. Durante toda su vida, José trabajó, hasta el momento en que pudo prejubilarse, en el almacén de la factoría de Standard Eléctrica, en Muriedas.
Recuerda su hijo Emilio que Pepe «cantaba muy bien, especialmente canciones montañesas y tonadas con el rabel». Al echar la vista atrás, Emilio evoca su infancia, cuando había la costumbre de cantar en los bares y «Pepe, junto con un grupo de amigos, cantaba por los bares de Liaño, siempre canciones tradicionales montañesas que eran las que más le gustaban».
Es a partir de su jubilación cuando Pepe puede dedicarse en cuerpo y alma a su gran afición: elaborar rabeles y tañer ese instrumento porque. como él mismo decía, «El rabel no se toca, se tañe». Aficionado a la artesanía, a hacer rabeles y otros instrumentos, al jubilarse Pepe pudo profundizar en su estudio y para ello recibió clases de Mimi San Emeterio, buen conocedor de todos los instrumentos tradicionales de Cantabria. «Empieza a estudiar y a mejorar en todo lo que se refiere a la música del rabel», explica Emilio quien recuerda que por ello, en los últimos años, «es más rabelista que artesano». Como artesano, Pepe, el rabelista de Liaño acude a numerosas ferias y mercados de artesanía como el que cada año se celebra en Laredo con motivo de la fiesta del Desembarco de Carlos V. Expone también sus instrumentos en muestras de artesanía.
Recuerda Emilio que su padre «Tenía en su casa un instrumento desmontado por piezas para enseñárselo, cuando se lo pedían, a los niños del colegio del pueblo o a todos los que veía interesados en conocer más sobre el rabel». Preocupado por transmitir a las nuevas generaciones su interés por la música tradicional, antes de fallecer Pepe dejó escrito que su familía donase una de sus obras al museo del Ayuntamiento de Villaescusa y otra al colegio Marcial Solana.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.