Un apasionado del fútbol que vivió la vida con intensidad

Un deportista empedernido, futbolista, entrenador, directivo y utillero del CD Pontejos al que la enfermedad no ha conseguido apagar la estela de luz que ha dejado su vida. Su despedida, hace unos días, fue multitudinaria y emocionante. Su familia pudo sentir el aliento de ese abrazo colectivo en momentos tan complicados.

Gelo tenía un carácter empático que hacía que tuviera muy buenos amigos, a los que cuidaba como si de familia se tratara. No debemos olvidar lo «cabezota y testarudo» que era, hacía de él «un gran trabajador», entre otras muchas cosas. Fue empleado de la Pastelería Gómez, también trabajó para el Corte Inglés y posteriormente se incorporó al Ayuntamiento de Marina de Cudeyo. También estuvo al cuidado de su madre hasta su fallecimiento hace tres años.

Amigo de sus amigos, muy querido en el fútbol cántabro y un gruñón con un gran fondo, nunca faltaron sus manos a la hora de colaborar en cualquier evento del equipo de su pueblo, en el que militó durante treinta temporadas en diferentes cargos.

Noble y batallador, Gelo nunca quiso presumir de sus hazañas futbolísticas, tanto como jugador como de entrenador, cuando, junto a su amigo Antonio Presmanes 'Toni', estuvo dirigiendo al equipo cadete del CD Pontejos.

«Para mí era como un hermano, le podías pedir lo que quisieras, si él podía no había problema. Era una persona de raza, de los que siempre dejan buen recuerdo dentro y fuera de los campos de fútbol de Cantabria», dice Toni con una sonrisa.

Gelo deja su legado. Un mensaje de que la vida se enfrenta como te llega y que, mientras las cosas te van sucediendo, debes seguir disfrutando tanto como puedas. «Su ejemplo, su fortaleza y el cariño que sentimos de todos sus amigos será el refugio de su familia», indica su primo, pero casi como un hermano, José Antonio España, que vivió su infancia con los padres de Ángel Velasco.