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Con Neftalí Herrero, Torrelavega y Cantabria, han perdido al último maestro sastre que llegó a esta ciudad casi por casualidad y que terminó teniendo un ... museo que muestra una larga vida dedicada a la moda masculina.
Nacido en 1935 en Pereña de la Ribera (Salamanca), aprendió de joven el oficio de la mano de su padre. Cuando fue a Madrid a hacer la mili ya era un profesional, lo que le valió ser sastre de la oficialidad, quedándose en la capital a trabajar con acreditados profesionales.
Invitado por una de sus cinco hermanas, que vivía en Viveda (Santillana del Mar), vino a pasar unos días a La Montaña, visitando por casualidad una conocida tienda-bar de Hinojedo, 'El Descanso', propiedad de los padres de Angelines Pechero Terán, de quien se quedó prendado y por la que decidió cambiar la vida madrileña por esta tierra.
Neftalí -cuyo nombre siempre fue marca- abrió un taller en la propia casona de sus suegros en Hinojedo, donde comenzó a formar a aprendices que seguirían sus pasos. En 1966 se estableció en Torrelavega, en la plaza de Cuatro Caños, en un entresuelo propiedad de Joaquín García e Isabel González, de Calzados Los Ángeles, que tuvo que seguir ampliando para atender al gran número de clientes atraídos por su profesionalidad, seriedad y visión de futuro en la moda masculina. Estuvo en esta emblemática plazuela hasta que en 1982 dio el paso definitivo instalándose en la Plaza Mayor, en un moderno establecimiento que convirtió en un referente.
Se especializó en trajes de gala: chaqués, esmóquines y fracs. Como la confección era personal y artesana, comenzó a alquilar las vestimentas de ceremonia, siendo el primer profesional que desarrolló esta actividad en la región, de tal forma que tuvo que abrir en la santanderina calle Cádiz otro local sólo para el alquiler de los trajes.
Hombre cabal, extremadamente serio, con esta reciedumbre castellana que permite saber que hablas con una persona de palabra, se labró el respeto y la admiración de clientes y colegas. Deja, además, una gran implicación ña social y cultural.
Ahora, en la casa del Padre, estará tomando medidas al coro de los ángeles que le acompañan. Descanse en paz.
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Ana del Castillo
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