Una artista de la aguja y el dibujo que fue una adelantada a su tiempo

Las raíces que me alimentaron durante tantos años se han ido al cielo y el árbol se ha dado la vuelta, poniendo todo patas arriba, pero soy la persona más afortunada del universo por haber sido tu hijo, y hoy quiero recordarte aquí, precisamente el 12 de octubre, tu festividad, como sencillo homenaje a todas las mujeres que han sido y son, como tú, adelantadas a su tiempo.

Mujeres que han luchado toda su vida, en su entorno familiar y laboral, con su pensamiento, su actitud y su ejemplo, por hacernos la vida más fácil a todos los que hemos convivido con ellas y por conseguir los avances sociales que ahora disfrutamos. Mujeres que nos lo han dado todo y que nos han empujado y empujan con su ejemplo a caminar siempre hacia adelante.

Mi madre era una de esas mujeres. Era trabajadora, independiente económicamente, religiosa, culta, inteligente, artista con la aguja de coser y bordar (su profesión en Pedrosa y Liencres), y con el dibujo y la escritura (expresión íntima, sencilla y pura de su corazón), luchadora, generosa en sus afectos, familiar, siempre dispuesta a ayudar y a perder de lo suyo por agradar...

Cada día, en sus 87 años de vida, practicó en su entorno familiar y laboral esos valores que hacen avanzar nuestra sociedad y que tan bien representan las nuevas generaciones, a las que adoraba, y a las que siempre apoyó con su cariño, sus palabras de ánimo, sus tartas, sus propinas, sus regalos hechos por ella misma, su tiempo, sus oraciones, sus besos...

Con aguja, hilo y dedal nos cosiste unos a otros y nos bordaste la vida, mamá, llenándola de cariño, mimos, risas y sueños.

Eternamente gracias, sobre todo en nombre de tus tres nietos, Paula, Roberto y Cristina, donde has sabido depositar y decantar lo mejor de tí. Ojales de abrazos y sisas de rosas blancas. Dobladillos en el cielo, con hilos de estrella fugaz. Cuida de todos nosotros, que lo harás. Te quiero. Te queremos.

Jesús Ignacio Pérez de Miguel es hijo de Pilar de Miguel