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La muerte está pegando muy duro al mundo de los bolos. Son ya varias las personas vinculadas al deporte vernáculo, tanto jugadores ya retirados en su mayoría como árbitros o familiares muy cercamos a los corros esparcidos por nuestra región, los que nos han dicho ... adiós en este 2022. El último en fallecer ha sido toda una institución, Virgilio Quintana, 'Gilio', 'El Pulso de Barcenaciones', quien fuera campeón regional, del regional por parejas en dos ocasiones y cuatro veces campeón de España de duplas. Un gran jugador que se fue con 91 años, pero que permanecerá en el recuerdo de todos los que compartieron con él sus logros y numerosas vivencias.
Virgilio Quintana Villegas había nacido en 1931, el Día del Carmen. Pronto comenzó a lanzar las primeras bolas en su pueblo destacando como un gran dominador desde el tiro, a la mano, y un buen birlador. Se dice que era un jugador de gran efectividad y electrizante, que llevaba la emoción a las boleras donde, entonces, los numerosos espectadores esperaban alguna de sus múltiples genialidades.
Tras licenciarse del servicio militar obtiene la licencia de Segunda categoría para participar, junto a José Luis Terán, Ahijado y otros en numerosos concursos a lo largo de toda la región. Consigue ascender a la Primera categoría tras proclamarse campeón de España.
El año 1956 es importante para el 'Pulso de Barcenaciones' ya que se clasifica por primera vez en un campeonato provincial, al tiempo que gana el prestigioso Concurso de 'La Patrona'. Forma parte además del primer equipo de la Bolística y disputa con él su primera liga. Ya en 1963 gana el Campeonato Regional de parejas con José Antonio Saiz Pruneda 'El Belga'.
Cuenta la historia de este mítico jugador que su mejor año fue 1966. En la Plaza de las Estaciones de Santander, por entonces un espacio de 'mil usos', consigue el Campeonato regional, superando a Jesús Alonso de Celada por 14 bolos. Logra también el Campeonato de España por parejas, curiosamente con Alonso de Celada. Repiten al año siguiente y en dos ocasiones más, una de ellas, en el 69, con Chuchi, ya en las filas de la peña Mallavia. Con la partida de Comillas logra a continuación un gran balance en 1971.
Tras un tiempo sin grandes triunfos, por fin se anota en su palmarés dos provinciales por parejas, con Joaquín Peña. Otro año para el recuerdo: 1997. Consigue entonces la internacionalidad, la máxima aspiración de todo deportista.
Con cuarenta años de grandes actuaciones en las boleras, aún es capaz de ganar concursos por toda Cantabria. Llega incluso a sorprender al alzarse con los triunfos en los Torneos de San Isidro (Madrid) y Ciudad de Sevilla.
Destaca años después en las filas de la peñas Mallavia y Darío Gutiérrez, para ya superados con creces los cincuenta regresar a la Bolística y más tarde a la Peña San José, de Sierrapando.
Hombre de un gran humor, buenas tonadas y parodias, se hizo indispensable en todas las reuniones bolísticas. En 2006 la Federación Cántabra le concedió su Insignia de Oro, que le fue impuesta por Miguel Ángel Revilla en la bolera de Renedo de Piélagos.
Descanse en paz.
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