Una buena persona dispuesta siempre a ayudar a todos
Cercano. Alegre. Cariñoso. Amable. Y siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. Personas como José Ignacio Echevarría, 'Ñero', «deberían ser eternas porque son las ... que el mundo necesita». Es uno de los cientos de mensajes escritos por los vecinos de Santoña en recuerdo de un hombre que ha dejado una huella imborrable en su pueblo.
Su familia, una semana después de su fallecimiento, sigue recibiendo palabras de aliento, gestos y detalles que «nos llegan al alma». María Elena Rueda fue su esposa y compañera de vida durante más de 60 años. Ella recuerda que José Ignacio nació en Escoriaza (Guipúzcoa) y que, con diez años, al quedarse viuda su madre, vino a Santoña. Desde muy joven empezó a trabajar en la fabrica familiar de Conservas Oliveri, que, además, es su segundo apellido. Sus abuelos maternos eran de origen siciliano. Viajaron a estas tierras en busca de la anchoa y acabaron quedándose. «Estaba muy orgulloso de sus raíces vascas y sicilianas».
En la fábrica realizó todas las funciones. Desde controlar la actividad hasta trabajar codo con codo con los obreros. Se adaptaba a lo que tocara. Con solo 16 años conoció a María Elena, con 13, y desde entonces, no se separaron. Cuando la conserva aflojó, se presentó a un examen para entrar a trabajar en Caja de Cantabria y aprobó. Su primer destino fue Castro Urdiales y posteriormente, estuvo en la oficina de Ajo (Ñero es el gentilicio de esta localidad y le viene de ahí), en Ramales y Santoña. «Después le trasladaron a la central en Santander y por último, llevó la red ganadera de la entidad». Durante toda su trayectoria laboral siempre atendió con gran amabilidad a los clientes y ayudó a los trabajadores que se incorporaban al banco. «En Ajo, incluso, le enseñó un chico que comenzaba en el Banesto, que era de la competencia, pero él siempre estaba para todos», cuentan sus tres hijos.
En su juventud se afilió al Partido Popular de Santoña. Le gustaba la política y fue concejal de Policía y Servicios en el Ayuntamiento entre 1987 y 1991. Su esposa recuerda que se pasaba todo el día en el Consistorio - «solo venía a casa a dormir» - y que los policías «le adoraban». Fue conciliador y buscó la unión por el bien de su pueblo De hecho, era habitual que fuera con ediles de otras ideologías a tomar algo. «Se juntaba con todos, le daba igual del partido que fueran».
Su gran implicación le llevó a fundar con otros santoñeses la Coral Portus Victoriae en la que cantó junto a su mujer durante muchos años y, después de dejarlo, siguió asistiendo a todas las actuaciones. Allí donde estuvo, allí forjó amistades. Su carácter alegre y lo buen narrador de anécdotas que era, hacían que el encuentro con 'Ñero' se convirtiera en un rato agradable. Para todo el mundo tenía unas palabras. «Salíamos a tomar un aperitivo y volvíamos a casa sin tomarlo de toda la gente con la que se paraba a hablar», rememora María Elena. Tenía una personalidad especial que llegaba a la gente. «Ha sido un ejemplo como padre y como persona», resaltan sus hijos. Entre sus aficiones estaba la caza y el tiro al plato. Abuelo de cuatro nietos se desvivía por ellos. Era un manitas con la madera y les construyó un fuerte además de espadas y escudos. «Le encantaba jugar con ellos». Y es que 'Ñero' tenía tiempo para todos.
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