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Aunque nació y falleció en Las Palmas de Gran Canaria, donde fue enterrado hace algunos días a la edad de 73 años, Juan Carlos Ibrahim Perera estuvo muy vinculado a Cantabria. En la Escuela de Caminos, Canales y Puertos de Santander se hizo ingeniero y ... pasó gran parte de los mejores años de su vida. Uno de sus compañeros de promoción, José María Hernández, canario también, recordó en el diario Las Provincias aquella época de actividad académica y ratos de ocio en una región que describe como «una tierra espléndida y acogedora pero situada en el otro extremo del territorio español muy lejos de Canarias».
Al terminar sus estudios, Ibrahim Perera trabajó en el Gobierno del archipiélago, en el sector de la hidráulica, llegando a desempeñar el cargo de director general de Aguas. Fue autor, además, de un libro, calificado por José María Hernández como novedoso y didáctico, titulado 'La desalación de las aguas', con gran repercusión a escala nacional.
Pero volviendo a 1967, y ciñéndonos a las palabra escritas por su compañero de promoción, hay que decir que ese año unos cuantos jóvenes canarios, entre ellos Ibrahim, decidieron estudiar Caminos, Canales y Puertos. Por entonces, sólo en Madrid, con «los ánimos de las universidades muy revueltos» podían matricularse en esa ingeniería. Hay que recordar que meses después tuvo lugar aquel histórico mayo del 68 que marcó para siempre el espíritu reivindicativo de los estudiantes.
En 1967 abría sus puertas la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Santander, una ciudad tranquila que gustó a los padres de ese grupo de canarios, a los que se sumaron alumnos de otras carreras, hasta superar la veintena de personas. Unos compañeros de pupitre que, 45 años después, aún mantienen una estrecha relación. Todos ellos comparten recuerdos en un chat llamado Los Matitas, con su historia. «En aquellos años -dice José María Hernández- la Universidad de Cantabria organizó un festival de música, con su concurso incluido, al que nos presentamos el grupo canario. Así que montamos una parranda -con la ayuda externa de un burgalés, el bueno de Saldaña y su acordeón- con 15 componentes canarios, muchos de ellos con poco oído musical pero con más voluntad que acierto. Le pusimos el nombre artístico de Los Matitas y de forma temeraria concurrimos al concurso. Lo sorprendente es que ganamos y ¡nos llevamos el primer premio!, con la Isa del 'Guanarteme, teme, teme, teme'... Esa y otras vivencias, como la que alguno consiguiera novia santanderina y se casara por mediación del grupo nos hace recordar esa etapa con nostalgia». Entre ellos figuró Juan Carlos Ibrahim, que deja viuda, Mima Morales, y tres hijos: Carlos, Luis y Marta.
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