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El barrio Castilla-Hermida está triste desde hace varios días. Uno de sus más activos y carismáticos vecinos, Aurelio Campos Aguado 'Yeyo', falleció de forma repentina el pasado viernes, cogiendo por sorpresa a todos aquellos que le conocían. Muchos, por cierto. Empieza ya a ser ... muy costoso no poder contemplar sus expresivos ojos azules, disfrutar de su gran sentido del humor, del hablar cantarina, de la complicidad con el barrio o vivir su pasión por el fútbol, deporte al que dedicó gran parte de su vida. Y también de su afición por los toros.
Yeyo, no podría haber nacido en otro lugar que no fuera la zona de Puertochico y Tetuán, donde a las palabras se les da una entonación característica, distinta. Allí dio sus primeras patadas al balón hasta llegar a militar muy pronto en equipos como el Toluca y el Cayón. Tras colgar las botas, allá por los 80, se adentró en el entonces incipiente fútbol-sala, llegando como entrenador a formar un gran equipo, puntero durante varios años en la Liga Nacional Autonómica. Entre los futbolistas a sus órdenes estuvieron Roberto Antolín, Pedro López Ochoa y Marcos Menocal, hoy periodistas deportivos en ejercicio.
Yeyo, llevado por la amistad con Pedro López y su relación como agente comercial con los medios de comunicación de Cantabria, fue hasta poco antes de su fallecimiento un comentarista fijo de las retransmisiones en directo del Racing, el equipo de sus sueños. Pasó por los micrófonos de Telesantander, Telecabarga, Cadena SER, Localia, Onda Cantabria y Radio Fútbol.
Este amante del fútbol fue también un pilar importante de la Asociación Taurina de Cantabria, cuya sede está en el Bar El Coso, de la calle Castilla. Le recuerda bien su presidente, José Miguel Álvarez. «Colaboraba en todas las actividades de la peña y organizaba comidas con su cuadrilla de amigos. Era muy querido en el barrio, y prueba de ello es que se llenó la iglesia de Los Pasionistas, donde se celebró su funeral. Como sabía que yo era árbitro de fútbol, solíamos tener largas conversaciones».
Aurelio Campos estaba jubilado como funcionario del Ministerio de Obras Públicas, una vez que el Diario Alerta, donde había trabajado, pasó de ser de titularidad estatal a manos privadas. Una categoría profesional a la que pudieron acogerse los empleados del periódico. Continuó ligado a la prensa como comercial y en el departamento de publicidad de El Diario Montañés le recuerdan como una gran persona, siempre sonriente, sin una mala palabra.
Yeyo fue incinerado el lunes. Casado con Marisa, deja cuatro hijos: Silvia, Eduardo, Sergio y Luis.
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