La Comandancia de Santander despide a uno de sus veteranos

Como no podía ser de otra manera, Miguel había nacido en el cuartel de la Guardia Civil de Cevico Navero, un pequeño pueblo de la provincia de Palencia. Después de pasar por varios destinos, aterrizó en Cantabria, concretamente en Pedreña, y más tarde fue trasladado a los puestos de Reinosa, El Astillero, San Vicente de la Barquera y Santander. En la capital cántabra culminaría su trayectoria profesional como capitán ayudante del coronel de Santander, puesto en el que se jubilaría a los 65 años. Como recuerda su hijo Mariano «mi padre estuvo trabajando desde los 18 hasta los 65 años, es uno de los pocos que ha estado en la carrera 47 años».

En algunos momentos de su vida, padre e hijo, 'los dos Moreno', compartieron jornadas de trabajo. Como sucedió en agosto de 2004, cuando ETA hizo estallar una bomba en el parque municipal de San Vicente de la Barquera y la rápida intervención de la Guardia Civil evitó que se registrasen heridos. «En aquel momento yo estaba destinado en el puesto de San Vicente y mi padre era capitán ayudante del coronel de Santander. Rápidamente se activó el dispositivo y, lógicamente, el coronel vino desde Santander y mi padre con él», explica Mariano.

En los últimos años, Miguel era la persona que recibía a las nuevas generaciones que se incorporaban al cuerpo y, por eso, «era muy conocido por todos, incluidos los más jóvenes, porque era él quien les daba la bienvenida y las primeras indicaciones». El capitán Moreno se ocupaba también de gestionar las residencias para los guardias solteros.

«Era el 'abuelete' de la Comandancia», señala con cariño su hijo, quien destaca el gran número de personas que, desde el fallecimiento de Miguel, se han acercado a él para evocar su figura, un hombre al que todos coinciden en definir como «buena persona y el primero en echarte una mano cuando lo necesitabas».