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Los bolos, desgraciadamente, están acostumbrados a perder con regularidad a miembros destacados de su comunidad. En un deporte con una media de edad de los aficionados muy alta, con cuentagotas van faltando los más habituales de las boleras. Sin embargo, cuando la pérdida es de ... alguien joven, que apenas tiene 62 años, el dolor se multiplica. Pedro Ingelmo, que además de ser aficionado llevaba un apellido histórico dentro de las boleras, se fue hace unos días después de dar una auténtica lección de vida.
Y es que a pesar de los problemas que le causó la enfermedad que pudo con él no acabó con sus ganas de vivir y con una entereza admirable, Afrontó los problemas en busca de hacer el camino más fácil a los que le rodeaban. Residente en Los Corrales de Buelna, su afición por los bolos creció en los últimos años, lo que le llevó a ser un habitual tanto en la Cundi Ceballos como de la Carmelo Sierra, especialmente desde que su primo Edu se convirtió en presidente de la Bolística. «Es de las personas más valientes que he conocido, de puertas para afuera habló de todos sus problemas con naturalidad, no he conocido a nadie igual», apunta el mandatario, cuyo abuelo era hermano del padre de Pedro.
Un hombre sencillo, tranquilo y amable que dedicó parte de su vida profesional a tareas administrativas, siempre tenía hueco al lado de la puerta del corro de la Capital del Besaya, desde donde seguía las evoluciones de una de sus peñas favoritas. Muy expresivo, una de sus aficiones eran los bolos. Le gustaba comentar con su primo la actualidad de la Decana, los fichajes y los partidos, citas en las que era habitual. Seguía las competiciones desde una zona cercana a la puerta y rara vez se perdía las evoluciones de sus jugadores mientras tomaba un refrigerio o departía con los habituales de la Carmelo Sierra. Y es que, además, el apellido Ingelmo a la vera de la Plaza Roja pesa mucho.
También era habitual en los encuentros de la peña de su pueblo de residencia, Los Corrales, donde acudía los partidos del Buelna, equipo que este año ha logrado el ascenso de categoría.
Amante del deporte rey, a nivel futbolero era madridista por los cuatro costados, lo que siempre le dio chance para pequeños piques con los barcelonistas de su entorno. Una rivalidad jocosa que nunca podía ir a más dado el carácter de Pedro, siempre afable, siempre sonriente y siempre optimista ante los avatares que afrontó en su vida.
Los problemas de salud que vivió en los últimos tiempos no le impidieron disfrutar de los suyos, de sus aficiones y de sus ganas de vivir. Un ejemplo para cercanos y extraños de una persona que nunca reflejó los problemas que sufría y que contagiaba su personalidad a las personas que tenía alrededor. Un ejemplo para todos.
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