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Torrelavega ha perdido un icono del comercio de calidad con el fallecimiento de Juana Baudo Uchupi, Juanita, quien con su hermana Carmen fundó en los años cincuenta del pasado siglo, Confecciones Baudo, una tienda que ofrecía elegancia y calidad. No tenían precedentes comerciales, aunque fueron ... hijas de dos familias de conserveros llegados a Suances en el siglo XIX desde Italia y Vizcaya. Y es que hubo en la Ribera suancina hasta cinco fábricas de salazones, entre ellas la del vizcaíno Pedro Uchupi y la del italiano Salvatore Baudo.
Salvatore Baudo Adamo (Trapani 1892-Suances 1964), llegó en 1921 a La Montaña para hacerse cargo de la filial que su familia tenía en la antigua fábrica de conservas 'La Santanderina'. Su actividad se centraba en la elaboración de anchoa y arenque en tabales.
También había llegado en 1898, un escabechero vasco, Pedro Uchupi, que había creado la empresa 'Arruza, Uchupi y Compañía', con factorías en Santoña y Suances. Tenía una hija, de nombre Antonia, a la que desposó Salvatore Baudo, formando una familia en la villa marinera. Tuvieron dos hijas, Carmen y Juanita, a las que enviaron a estudiar al colegio Divina Pastora de Santander. Al tener el cabeza de familia nacionalidad italiana, durante la guerra civil, se llevó a los suyos a Italia, regresando a Suances al terminar la contienda. Las hermanas decidieron abrir hace 70 años, en Torrelavega, la tienda 'Novedades Baudo', en la Plazuela del Sol, dedicada a ropa de señora, en el mismo local que ocupa ahora la firma Palao. La buena fama del establecimiento les hizo buscar un nuevo emplazamiento, trasladándose a la calle Ruiz Tagle, con un comercio que sería señero.
Juanita se casó con Antonio Hornillos Gobantes (secretario del que fuera señero alcalde, Jesús Collado), con quien tuvo cinco hijos: Juana, Juan Antonio, Salvador, María Dolores y Carmen, ésta la prestigiosa periodista Carmen Hornillos, fallecida en 2014, que inició su carrera en El Diario Montañés. Siempre junto a su hermana llevó adelante el negocio y cuidó de la familia. Fue una persona afable, de fácil convivencia, y a quien sus hijos recuerdan como una madre «a la que nunca vimos enfadada». Desde el Cielo, junto a su esposo, su hermana y su hija, velan por su familia que en Torrelavega es símbolo de bonhomía y trabajo.
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