La familia, su prioridad; la naturaleza y el mus, sus aficiones

Nieves Bolado

Lunes, 26 de diciembre 2022, 01:00 | Actualizado 07:38h.

En algunas ocasiones, una firma comercial se convierte en sobrevenido apellido. Así ha ocurrido en Torrelavega con la familia Nereo, propietaria de la empresa Garaje ... Nereo. Acaba de fallecer Alberto Díaz Díez, Berto Nereo, para toda la ciudad, 'Chico' para la familia y amigos, que así fue como le sobrellamaron sus padres, Manolo y Florinda, al menor de los dos hijos que tuvieron, Manolo -fallecido en 1998- y Berto. La historia industrial de esta familia, una de esas de Torrelavega de toda la vida -nuestros TTV- se remonta a principios del siglo XX cuando su abuela Salvadora abre una pequeña fábrica de hielo en la actual calle Juan XXIII, junto a la iglesia de Nuestra Señora de La Asunción, y que estaba casada con Julián Nereo Díaz, nombre que toma de un santo, San Nereo, mártir y militar que vivió en el siglo I después de Cristo. Hecha esta precisión -seguramente habrá muchos vecinos que descubran así que ése no era su apellido- regresamos a la historia familiar de Berto Nereo.

Sus padres, Manolo Díaz y Florinda Díez, decidieron cambiar la actividad comercial de fabricación de hielo por la mecánica. Así abrieron su primer taller, en la primera mitad del siglo pasado, en un edificio, ya desaparecido, situado en la esquina del parque Jardinillos o Pequeñeces con la calle Julián Ceballos, que hoy ocupa en parte la ONCE. Allí comenzaron con el taller especializado en neumáticos, que posteriormente trasladaron, para poder ampliarlo, a la entonces calle General Mola, actualmente José Posada Herrera, en el barrio de Quebrantada-Cuatro Caminos, donde había otras empresas como la de la acería de Casto Arce, el taller mecánico de los hermanos Viota, el de motos de los hermanos Aresti o las fabricas de muebles de Argüello y Sáiz Pardo.

Ya con su hijos Manolo y Chico integrados en la empresa, acometieron una de las mayores inversiones que se hicieron en la época -años 50- levantando un edificio de tres plantas dedicado a taller, neumáticos y garaje guarda coches, instalando en 1968 el primer ascensor de España para la elevación a tres alturas de los vehículos y creando un surtidor de gasolina en el mismo espacio. Era un punto de suministro de combustible oficial de la Guardia Civil. Junto al garaje levantaron un edificio de tres plantas para la familia.

Especializados en neumáticos, enseguida fueron nombrados proveedores oficiales de la firma Michelín. Un enorme cartelón con el emblemático personaje de la firma francesa, ocupaba la gran fachada del edificio. La actividad era importantísima y allí trabajaban el padre y los hijos hasta el fallecimiento del patriarca, en 1979, quedando Manolo (casado con Enedina, hermana de Chemaro Gutiérrez, Bar Chema) y Chico, al frente de la firma. Fueron empresa auxiliar de Asturiana de Zinc, trabajando para la minera tanto a cielo abierto como bajo tierra, para el mantenimiento de las gigantescas ruedas de los camiones mineros. Tras el fallecimiento de su hermano, Berto, junto a su sobrino Francisco y su hijo Alberto, continuó con la actividad de la empresa.

Gran aficionado a la naturaleza, buen jugador de mús, tuvo como pareja de partida a Ramón González, fundador de la famosa firma de vehículos, y después de Vicente Pérez, propietario del bar Don Luis, situado frente a su negocio. Se casó en 1963 con la cántabro-mexicana María Teresa Balmori, con quien tuvo tres hijos: María Teresa, Alberto y Lourdes, ésta religiosa de los Sagrados Corazones, y un solo nieto, también Alberto.

Descansa en la paz del Señor, tras 86 años de paso por esta vida.