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En la iglesia de San Vicente de la Maza de Guriezo no cabía ayer «un alfiler», todo el municipio quiso acudir a despedir al que fuera su alcalde durante 16 años. Y es que «Lipe» o «Lipín» - como se le apodaba cariñosamente en su pueblo- ... fue regidor en dos etapas diferentes, de 1983 a 1995, bajo las siglas de la UPCA, y de 2007 a 2011 ya integrado en las filas del PP.
El pasado domingo el Ayuntamiento de Guriezo decretaba tres días de luto oficial en su memoria, lo que ya daba idea de la relevancia de la persona, a quien sus amigos definen como «Un hombre de paz, un luchador y una persona muy comprometida con su pueblo». Así lo recordaba ayer Maite Albo, una amiga de la familia, vecina y colaboradora de Felipe en alguna de las muchas aventuras culturales, sociales o deportivas en las que éste se embarcaba, casi siempre para ayudar pero también para dar a conocer el nombre de su pueblo.
Felipe Garma nació en 1947 en este pueblo rodeado de verdes montes. Vivió en el barrio de Torquiendo y se casó con María del Carmen Maza con la que tuvo a su único hijo, al que también llamaron Felipe. Además de alcalde de su pueblo, Garma fue un hombre muy conocido en el mundo de la ganadería como tratante, una pasión y un oficio que compartía con su hermano. Le encantaba ir a las ferias y fue el impulsor de la Feria Agrícola de Guriezo.
Una de sus muchas aficiones fue el deporte, siendo uno de los fundadores de la escuela de ciclismo local, de la que salieron grandes corredores como Isidro Nozal. Era, además, un gran aficionado al fútbol y seguía siempre atento la evolución de cada temporada de su equipo de referencia, el Racing de Santander.
Otra de las facetas por la que destacó en su vida municipal fue la cultura. Y es que Felipe era un amante de la música y con él en el Consistorio llegó la creación de la Escolanía de Guriezo, lo que hoy ha evolucionado a Gaudia Música.
Relata su sobrino José Ramón que entró en política por «ayudar» a su pueblo, porque, en la década de los ochenta, cuando accedió al Ayuntamiento, muchos de los barrios de Guriezo carecían de los servicios más básicos como abastecimiento de agua o alumbrado público, del que hoy ya disfrutan. Los vecinos y amigos que ayer lo despidieron en su pueblo lo definen como un hombre de raza «muy activo y comprometido» con Guriezo, en el que siempre encontraban la mano tendida para todas aquellas propuestas que fomentaban la participación ciudadana y eran constructivas. «Hizo muchísimas cosas y se implicó con muchas causas. Por ejemplo siempre estaba preocupado para que a los niños en la escuela no le faltase nada y trataba de que los libros fuesen gratuitos», describe Albo.
Felipe Garma fue un buen alcalde y vecino, por lo que su pueblo quiso ayer volcarse en su despedida, en la que no faltó una imagen de la Virgen de las Nieves de la que siempre fue gran devoto.
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