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José Salinas durante su época como colegiado de bolos. DM
Un halcón que impuso la ley en las boleras de manera recta y justa
Obituario | José Salinas Benavides - Exárbitro de bolos

Un halcón que impuso la ley en las boleras de manera recta y justa

Borja Cavia

Santander

Sábado, 25 de mayo 2024, 02:00

En una de sus acepciones, la RAE define a un halcón, dentro del ámbito político, como el partidario de medidas intransigentes y del recurso a la fuerza para solucionar conflictos. Trasladado al mundo bolístico, la palabra halcón se utilizó para definir a un grupo de árbitros que a finales de los años ochenta y en los albores de los noventa sembró el 'terror' en las boleras por su rectitud y por su inflexibilidad a la hora de tolerar desvíos en el reglamento, sobre todo en el artículo 21. De entre todos ellos destacaron tres, las tres eses, San Román, San Martín y Salinas. El último de ellos, José Salinas Benavides, falleció hace unos días a los 86 años.

La de Salinas ha sido una vida marcada por la rectitud, el carácter y una fortaleza que se puso a prueba en varias ocasiones. Vinculado durante las últimas décadas a los bolos en Piélagos y, sobre todo, a la peña de Renedo, su afición bolística se intensificó sobre todo durante su etapa laboral en la empresa Teka. Eran los años setenta, años de expansión bolística y empresarial y en los que el futuro colegiado formó parte de la cuadrilla que lideró Poldo Ojembarrena a la sombra de la compañía.

Jugador aficionado, si Salinas es conocido en el mundo de los bolos es por su labor arbitral. Recto, estricto y justo, halcón frente a las palomas, la década de los 80 tuvo a Evaristo Gómez al frente de una generación de colegiados cuyos ecos han perdurado hasta la actualidad. Tras colgar la camiseta de árbitro a mediados de los noventa, su labor en las boleras se volcó en ayudar a las peñas de Piélagos, especialmente a la de Renedo, donde su figura fue imprescindible en los años de gloria de los de la Jesús Vela, cursos en los que la partida competía por todos los títulos con el todopoderoso equipo de Puertas Roper.

Hombre recto y afable, la vida de José Salinas estuvo salpicada por dos tragedias, las pérdidas de su hijo primero y de su nieta después en sendos accidentes de coche sucedidos con casi veinte años de diferencia. Viudo de Gracia Bilbao y con una hija del mismo nombre, los bolos pierden a un histórico, un hombre bueno que deja un gran recuerdo sobre las boleras y que supone una ficha menos dentro del gran tablero que fueron las boleras en los años ochenta.

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