El hombre que entendió los cambios en el sector

Zenón, nacido en Arnuero, y Josefina Pozas, del mismo Ajo, formaron un matrimonio adelantado a su tiempo, con una visión muy clara de lo que es el negocio de la hostelería, en especial en enclaves como Ajo, donde se vive principalmente del turismo. De familia ganadera, en 1970, juntos, abrieron este restaurante ubicado en el mismo centro de la localidad.

Al poco tiempo de inaugurar el restaurante, consiguieron hacerse con una clientela fiel en un momento de gran auge de puntos de la comarca como Isla o Noja. La paella, los arroces y los mariscos del Carlos III, arrastraban entonces, como ahora, a numerosos clientes.

El restaurante de Zenón y Josefina fue acomodándose rápidamente a las directrices que regían el futuro de los grandes complejos hosteleros. Ubicaron el espacio gastronómico en un patio decorado con objetos típicos de la cultura cántabra, introdujeron nuevos platos de corte vanguardista y abrieron una cafetería, para comer de manera más informal. Todo con la colaboración y el buen hacer de su hija, Olga, que lleva toda la vida en el Carlos III. «Yo nací aquí», señala.

Zenón, gran aficionado al tiro al plato, una modalidad deportiva muy extendida por los pueblos de Trasmiera, deja viuda a Josefina, con 77 años. Y a Olga y sus dos hijos, unos nietos ya mayores a los que siempre profesó un cariño especial. Además, a una plantilla de trabajadores que, dependiendo de la época del año y las necesidades del restaurante, puede oscilar entre los 5 y los 30 trabajadores.

Olga, que ahora se queda en solitario al frente del Carlos III, recuerda a su padre como una persona «recta, muy afable. Con un carácter siempre igual para lo bueno y lo malo».