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Falleció Roberto Cobo, el herrador de Comillas. Se lo llevó un cáncer de pulmón, que pudo con él a la segunda -había superado un cáncer ... de garganta-, a los ochenta años. Se marchó «tranquilo», expresa su mujer, María Teresa Cobo, y «triste», porque, aunque tuvo calidad de vida hasta el final, fue consciente de lo que le estaba pasando. Un hombre grande Roberto, «física y emocionalmente», aunque esto último «no sabía demostrarlo». A veces sí, porque este verano se le caían las lágrimas al contar la historia de su vida de herrador. Una profesión casi en desuso con la que Roberto había sido muy feliz. A la que había dedicado todo. Desde niño. Cuando entró a trabajar en el taller de su padre. Era el segundo de cuatro hermanos. Casi todos eran herradores en la familia. Los Cobo, les decían.
Roberto nació en Velecío, Comillas, y murió unas calles más allá en los últimos días de 2023. A lo largo de su vida, fue un maestro en el arte de clavar herraduras en los pies del ganado. «Era especial», admite su mujer. Para ella, «el mejor» en lo suyo. El herrador de Comillas y María Teresa contrajeron matrimonio en 1967 y tuvieron dos hijas, Inés y Noemí. «Mi padre era un hombre muy leal, considerado con los suyos», recuerda Inés, afectada por la pérdida. «Es que, ¿qué te voy a decir? Era mi padre», apunta. Y es que con esa palabra (padre) ya se explica todo.
Habla Inés del amor que Roberto sentía «por la profesión, a la que se entregó». También se entregó a sus tres mujeres, «con dedicación y amor, porque quería mucho a los suyos», dice María Teresa, quien insiste en que ella está «bien, os agradezco el interés, pero estoy bien».
Roberto «no tuvo momentos de desesperación al final del camino» y eso la reconforta. Otra de las aficiones del herrador era caminar por la playa y sobre todo, el mar. «Le encantaba el mar y nadar». Disfrutó mucho de ambas cosas a lo largo de su vida.
Como herrador, era famoso y conocido en toda Cantabria, porque desarrolló su actividad por diferentes puntos de la región, así que serán muchos los que le echarán de menos a partir de ahora. De la misma manera que habrán sentido su pérdida. Ese calor que destilan los recuerdos abriga ahora la desazón de los familiares tras haber perdido a un grande, como era Roberto Cobo, de Comillas.
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