El hombre que personificaba la esencia del San Vicente marinero

La imagen de Lolo pasando el puente de la Barquera, tanto en verano como en pleno invierno, con su camisa siempre remangada y con la bolsa de pescado hacia su casa, pensando en salir con sus amigos a deleitar a vecinos y forasteros con sus cánticos de taberna, nos resulta imborrable a todos los que le conocimos.

Todo empezaba alrededor de un chiquito de vino tinto, como es costumbre en cualquier puerto de mar. Lo habitual de una reunión de amigos para comentar la semana en el mar, pero de repente la gente se giraba porque se lanzaban en cualquier momento a cantar canciones populares. Ahí estaba Lolo con sus amigos deleitando a propios y extraños con su interminable repertorio de canciones populares. Todos gozábamos de esos momentos entrañables y únicos que nos sumergían en las raíces de un pueblo marinero a través de unas letras pegadizas que ellos entonaban con gran pasión.

Hace unos días nos quedábamos huérfanos con la pérdida de Lolo. Su fallecimiento se producía pocos meses después de que también nos dejara su inseparable amigo Jesús. Con su marcha, San Vicente enmudece de su alegría y sus cánticos populares.

Lolo, como tú decías «esta es la última canción y nos vamos a comer», frase que siempre repetías acompañada de una sonrisa contagiosa y de esa canción a la que siempre seguía otra y otra, hasta que el reloj se cansaba de dar vueltas. Pero siempre teniendo a tu pueblo, a tus gentes y a los turistas disfrutando de tu amistad, cordialidad y de ese talento y pasión por la canción.

Con Lolo se nos cierra un círculo de amigos que permanecerá para siempre en el recuerdo de su villa marinera. Una manera de reunirse, de compartir y de comunicación alegre que, desgraciadamente, no tiene relevo generacional. Nuestro recuerdo más cariñoso a un hombre inigualable como Lolo, el 'Rubio'.

Fernando García Sánchez es concejal en el Ayuntamiento de San Vicente de Barquera