Secciones
Servicios
Destacamos
A José Ignacio García Basterrica le gustaba tanto la vida que muy pronto comenzó a comérsela a grandes bocados, con ese afán y glotonería de quienes, como él, disfrutan de todo lo que le ofrecían las 24 horas del día. Iñaki le ponía pasión en ... todo lo que le llegaba a sus manos, a borbotones muchas veces. Era un hombre duro, para nada con documento en el grupo de los refinados. Eso no encajaba en su manera de vivir. Más Travolta que Lamas, más de cuero negro que de traje y corbata. Y no por ello le faltó nunca la sensibilidad y el cariño con las personas a las que amaba. De hecho, no conozco a nadie que hablase mal de él.
En su larga etapa como trabajador en El Diario Montañés mantuve con Iñaki, al igual que muchos otros compañeros, sustanciosas conversaciones, de esas que se catalogan sobre lo divino y lo humano. Y si para vivir su velocidad fue de crucero, para hablar parecía dejarse empujar por las olas. Recuerdo su siempre enriquecedor concepto de todo lo cotidiano, de sus vivencias… Iñaki pensaba las cosas despacio, con la reflexión de la que muchos adolecen. Aunque trabajó en distintas áreas del periódico, podía haber sido un gran periodista o un hábil investigador privado, pero El Diario le ofreció otra oportunidad de ganarse el sustento, quizás por seguir los pasos de Ramón, su padre, a quien admiraba, y toda una institución en el periódico. Seguramente de Ramón heredó ese amor por el trabajo que tuvo siempre. Iñaki conocía a tanta gente que puso en numerosas ocasiones sobre la pista de jugosas exclusivas a los informadores. Era un corresponsal especializado en lo más inaccesible de esta ciudad de la que tanto disfrutó.
Sus últimos años de vida no fueron quizás los mejores –hacía tiempo que no disfrutaba de su compañía–, aquejado de algunas dolencias que parecían no tener demasiada importancia como para acelerar su final del camino.
Marido, padre y abuelo, con tan sólo 55 años, dijo adiós y desapareció entre los mordiscos a la vida y la calma chicha de los que saben hablar, escuchar y aconsejar. Un abrazo compañero y buen viaje.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.