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Juan de Miguel
Jueves, 12 de diciembre 2024, 01:00
Una cruel enfermedad se ha llevado por delante la vida de José María Díaz Ortiz demasiado pronto. Chema, como le llamábamos sus amigos, terminó Ingeniero de Caminos como número uno de la primera promoción de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de ... Santander. Desarrolló la mayor parte de su carrera profesional en la Confederación Hidrográfica del Norte donde llegó a ser su director técnico y, desde allí pasó a ser Subdirector General de Obras Hidráulicas en el Ministerio de Medio Ambiente en Madrid. Durante estas etapas se llevaron a cabo las grandes obras hidráulicas en Cantabria, tales como saneamientos, abastecimientos de agua y encauzamiento de los principales ríos. En la última etapa de su vida profesional, fue designado director general de Puertos del Gobierno de Cantabria con José María Mazón como consejero. Pero más que por estos cargos lo que hay que destacar de Chema es su vocación de servicio público poniendo su inteligencia, capacidad de trabajo, honestidad y ética profesional al servicio de las administraciones públicas, lo que le hacía único. Y por eso resultaba muy crítico con el funcionamiento del sistema al que se había llegado en los últimos años y, en general, con la pérdida de valores de la sociedad española.
Gran conversador con conocimiento de causa, su opinión resultaba imprescindible para los que compartíamos con él mesa y mantel. Amante de ampliar conocimientos de cualquier tema que tocaba, sentía predilección por la gastronomía y le encantaba probar nuevos sabores y catar nuevos vinos.
Como persona también fue un número uno como en la carrera de ingeniería. Tenía pasión por Liébana, de donde procede su esposa Lourdes y por eso creo que, en honor a ella, a la que adoraba, todos los lunes se acercaba a Potes para comer con un grupo de antiguos colegas y compañeros de profesión que estoy seguro de que le echarán mucho de menos.
Hasta el último momento acudió al estadio del Sardinero para apoyar al Racing del que estaba disfrutando como nunca por su posición de líder en la tabla.
La misma pasión que sentía por sus hijos y sus nietos a los que dedicaba gran parte de su tiempo y a los que inculcaba de la manera más sencilla los valores que siempre puso por delante en todos los órdenes de la vida.
A los que tuvimos el honor primero de trabajar con él y luego de ser amigos durante muchos años nos deja una profunda huella que no olvidaremos nunca. Hasta siempre, querido amigo. Hasta siempre, Chema.
*Juan de Miguel era amigo de José María Díaz Ortiz
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