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El Astillero primero y Reinosa después fueron sus inicios en el mundo laboral, aquellos que nunca olvidó y por los que Álvaro González de Aledo ... Rittwagen, fallecido hace unas semanas en Madrid, siempre sintió un cariño especial. Como recuerda su hija Amanda, «mi padre siempre estuvo muy orgulloso del trabajo que realizó en Astilleros de Santander y en La Naval de Reinosa y por eso, aunque desde los años setenta ya no vivía allí, siempre tuvo un cariño especial por Cantabria».
Nacido en Madrid, Álvaro González de Aledo, fue director técnico de Astilleros de Santander (1952-1963) y director de La Naval de Reinosa entre 1963 y 1970. Tras su paso por las dos factorías cántabras, González de Aledo ocupó distintos cargos en Astilleros Españoles a nivel nacional y fue nombrado colegiado de honor del Colegio Oficial de Ingenieros Navales en reconocimiento a su trayectoria profesional y a su dedicación a distintas instituciones, entre ellas el Servicio de Mayores del Colegio de Ingeniero Navales, del que fue su impulsor y en el que organizó numerosas actividades culturales, lúdicas y formativas.
Álvaro heredó de su padre su interés por la ingeniería naval a la que dedicó toda su vida profesional al igual que otro de sus hermanos. Padre de siete hijos, todos nacidos en Santander, en la actualidad, uno de ellos, también Álvaro, es el único que sigue en Cantabria donde ha ejercido como pediatra hasta hace unos años. Amanda destaca de su padre que «era la típica persona trabajadora, responsable, con ganas de ayudar al todo el mundo».
De su paso por la factoría campurriana, González de Aledo siempre guardó un especial recuerdo. Al finalizar su etapa en La Naval, los trabajadores le ofrecieron una comida homenaje en la que le entregaron un libro que reunía 1.500 firmas de agradecimiento. Amanda destaca que en aquel momento la plantilla de la fábrica radicada en Reinosa estaba formada por 2.085 personas. «Mi padre conservó ese libro como un tesoro entrañable hasta el final de sus días». Por todo ello, como apunta su hija, «se quedó con la pena de haberse ido de Reinosa». S
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