Llevó grabado en su nombre su ideal liberal y republicano

Valga recordar que en Francia, tras la toma de la Bastilla, los revolucionarios anularon el calendario gregoriano imponiendo otro que eliminaba las fiestas católicas. El tiempo se contaba en función de la naturaleza agrícola de los meses del año: marzo, Germinal y abril, Floreal. Y así Joaquín y María, los padres -él trabajador de Solvay y ella ama de casa- dejaron huella en sus hijos de su espíritu liberal y republicano.

Su padre fue de los primeros trabajadores de Solvay y su trayectoria en la empresa debió ser tan buena, que sus hijos fueron contratados. Germinal entró a los 18 años, aprendiendo el oficio de electricista y jubilándose a los 60 como encargado de este servicio en la multinacional belga.

La familia se había trasladado a vivir a Sierrapando, al barrio Rivero, donde en 1956 Germinal comenzó a construir su propia casa, solo, con sus manos, de cimientos a tejado, empleando miles de horas cuando salía de Solvay. Levantó en tres años un hogar para su esposa, Enriqueta Zamanillo, y sus hijos Marisa, diplomada en Magisterio, y Enrique (Kike), licenciado en Historia y Relaciones Laborales, aunque dedicado a la hostelería en Torrelavega donde es propietario de un local de moda, Parada de Bus. Es también activo militante del PP, exconcejal y seguramente próximo edil de esta formación.

Germinal fue un hombre que mantuvo sus ideas republicanas hasta el último hálito de vida pero que, y sin proselitismos, apoyaba a su hijo con voz y voto en su carrera política en una formación conservadora. Hombre de principios, impenitente trabajador, cabal, consecuente y honesto, socialista de 'los de siempre', seguramente estará en otro mundo arreglando con Pablo Iglesia las cosas de aquí abajo. DEP.