

Secciones
Servicios
Destacamos
Con muy poco tiempo de diferencia, los torrelaveguenses María Antonia Sánchez y su esposo, Santiago Sañudo, han comenzado una nueva vida, juntos, inseparables como siempre, ... como el camino que compartieron durante 65 años en Torrelavega, donde nacieron, vivieron y crearon una familia que dio continuidad a un apellido de raigambre en la ciudad.
María Antonia Sánchez, Mari, nació en 1938 en la vivienda situada encima de la desaparecida Fonda de Tiburcio Bilbao, propiedad de un familiar, junto a la cual su padre tenía un estanco. Allí se crió junto a sus hermanas Asunción y Rosa Mari. Más tarde, estudió un tiempo en San Sebastián.
Santiago Sañudo había nacido en 1933, en La Llama, en el seno de una saga de industriales y banqueros locales. Conoció a la que en 1958 se convertiría en su esposa en las reuniones habituales del Casino torrelaveguense.
Después de contraer matrimonio, Santiago y Mari se asentaron en la casa familiar de su esposo, adosada a la fábrica de calzados Sin-Fin, en La Llama, una marca nacida en el siglo XIX que cesó su actividad en 1991. Se trataba de una familia prominente, ya que el abuelo Sañudo tenía la concesión de las Salinas de Cabezón de la Sal, además de ser un próspero empresario, cofundador del Banco de Torrelavega, que más tarde fue adquirido por el Santander gracias a su amistad personal con Emilio Botin Sáenz de Sautuola.
El matrimonio formado por Mari y Santiago, que siempre estuvo muy unido, tuvo cuatro hijos: Juan, Jesús, Jaime y José Ignacio. Mari fue la sostenedora de la familia para que su esposo, perito industrial de profesión, se dedicara plenamente a los negocios. Compartieron su pasión por los viajes y por Torrelavega. Fueron solidarios donantes de la Fundación Asilo San José que, en reconocimiento a su labor, concedió a Santiago su medalla de oro.
Mari, de carácter alegre, gustosa de compartir con sus amigas, fue asidua de una tertulia de sociedad que se reunía todas las semanas. Sus hijos la recuerdan como una persona divertida, cariñosa y jovial, mientras que a su padre le califican como un hombre serio y concienzudo. Más de medio siglo juntos que ahora tiene continuidad en la Casa del Padre.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.