Minero, amante del cante y creador de una saga bolística

Hombre de su tiempo, a Víctor le tocó ir cada mañana andando, primero, y luego, en bicicleta, de Caviedes hasta La Florida, un largo desplazamiento al que había que unir la dureza del trabajo bajo el subsuelo de la mina. Pese a ello, jovial y amable, nunca perdió la sonrisa y la ocasión de cantar, una de sus grandes aficiones. Como apuntan los que mejor le conocían, el cante se le daba bien, le gustaba practicarlo y escucharlo, algo que hacía a diario.

Casado con Concepción, tuvo tres hijos: José Luis, Manuel, más conocido como Lolo, y Mercedes. Los dos primeros llegaron al mundo con el veneno bolístico inoculado de cuna, aunque no por Víctor, que pese a ser el creador de una saga bolística nunca fue muy aficionado a la madera. Jugadores en varias peñas de la zona occidental, además han sido hombres clave en las semanas bolísticas organizadas en la zona. Posteriormente la saga continuó en los dos hijos de José Luis, Mónica y Nacho, bolistas de élite durante una larga trayectoria y que acumulan muchas temporadas en las mejores partidas de la región. Nacho, actualmente, es el capitan de la peña de Comillas.

Pese a la dureza del trabajo minero, aderezado con las labores típicas de las zonas rurales, Víctor y sus diez hermanos fueron un ejemplo de salud y de fortaleza que les llevó a sobrevivir hasta edades avanzadas. Con todo, su verdadera pasión eran sus siete bisnietos, con los que se emocionaba sobremanera cada vez que acudían a visitarle. El que será el día más famoso del 2023 en España, el 23 de julio, hubiera cumplido 100 años, motivo por el que sus nietos le estaban preparando una fiesta, una celebración a la altura de un hombre querido por los suyos y por toda la zona valdáliga, un cariño labrado a base de buen carácter y de un don especial de gentes.