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El Barrio de Castilla-Hermida surge a partir de 1837 tras el relleno de los arenales allí existentes. Su máximo esplendor llega en los años 60 con la construcción de numerosas viviendas entre las vías de los ferrocarriles de RENFE y FEVE y La Machina. ... Hoy se estima que tiene una población por encima de los 15.000 habitantes, muchos de ellos inmigrantes. A pesar de esa gran masificación, en estas dos calles y sus numerosas trasversales, más o menos todos se conocen. Una de esas personas que han dejado huella a esta zona de la capital cántabra fue Ángeles Gutiérrez Aja, vendedora ya jubilada de la ONCE. Falleció el pasado día 4 y su funeral se celebró ayer en la iglesia de San Miguel y Santa Gema, en Nicolás Salmerón.
Quienes tuvieron la suerte de conocer a Ángeles la describen como una gran persona, querida y respetada. Una mujer de una gran fortaleza y alegre.
Uno de sus compañeros en la ONCE, ÁngelBezanilla y su mujer Mercedes, recuerdan haberla visto por última vez en Marqués de la Hermida, en silla de ruedas. Contó de ella una anécdota sucedida hace algunos años ya, cuando el coro de esta organización fue ha realizar una actuación a Salamanca. Según su relato, una de las actividades previstas en la jornada fue una suelta de vaquillas en una capea celebrada en una de las muchas ganadería de toros bravos existentes en el campo charro. Parece que saltar a la placita de tientas una de las reses, un grupo de mujeres, entre ellas Ángeles, se situó junto a una mesa de piedra. Cuando el animal se dirigió a esa zona, las señores se subieron a la vez a la citada mesa, que, con el peso, se venció, cayendo todas al redondel. La vaquilla las embistió y las dio un revolcón. Ahí pareció acabar todo, en una pequeña 'historia' para recordar con el paso de los años. Pero ya de vuelta a Santander, en el autobús, Ángeles se quejó de un fuerte dolor en la pierna, que comunicó al delegado de la ONCE. Al llegar a Valdecilla, una persona la acompañó a que fuera atendida por los médicos de guardia. Pues bien, al día siguiente, la expedición se enteró de que su pierna estaba rota.
Una muestra más de esa gran fortaleza que siempre la acompañó.
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