Una mujer vitalista que vio cumplido su mayor deseo

Gema había nacido en Santander en mayo de 1990 y fue al colegio San Antonio (Capuchinos) y a las Mercedarias. Gran amante de nuestras playas, en las que disfrutaba dando largos paseos, en su infancia y adolescencia practicó patinaje. Trabajó como camarera y en un call center.

Esa odiosa enfermedad que es el cáncer no te dio mucho tiempo para defenderte de ella. A veces fue silenciosa y traicionera, ¿Luchaste? Mucho. Tenías muchos motivos para hacerlo, no se lo pusiste fácil. Tenías que ganar esta batalla.

Nos lo has demostrado, tu fuerza y tu valor, ese que decías no era tal, pero sí, sí lo era. Le tuviste para no rendirte, para que los demás no te viesen hundida. Cuando todos esos miedos y fantasmas acudían a tus pensamientos, te sacudías y volvías a ponerte en pie. Todavía hoy oigo tu voz y tus carcajadas.

Te vas dejando el regalo más grande que una madre puede dejar. Te fuiste sabiendo que su papá la cuidara bien y tendrá la ayuda de todos nosotros. La enseñaremos a seguir amándote como ya lo hacía y más.

Ha sido muy duro verte marchar, dejar de tenerte a nuestro lado, dejar de oírte, dejar nuestras charlas, confidencias, paseos, compras... (Cuanto te gustaba ¿eh?) Y todos esos planes que tenías.

Nuestras vidas no volverán a ser lo mismo. Nos faltas tú, tus abrazos, tus besos, tus te quiero.

Contigo gané una hija y una verdadera amiga. Siempre te tendré en mi corazón, imposible olvidarte. Y recuerda que tenemos una cita pendiente.

Te quiero, te quiero, te quiero... mi niña bonita.