El músico que convirtió los pequeños detalles en acordes

Durante más de dos décadas, Lagarto se ganó al público por su energía, su sentido del humor y por tener siempre una sonrisa, que hacía de Alex un compañero inseparable.

Los escenarios de Albarrio, La Viga, Moondog o Medio Lleno no serán lo mismo tras la pérdida de una persona de esas que dejan huella y que nunca olvidaremos quienes en algún momento compartimos escenario, cervezas, carcajadas, viajes y situaciones personales.

En más de una ocasión, en alguna de las entrevistas que le hicieron, Alex se definió como una persona hecha a sí misma, a base de experiencias vitales. Defendía que la música no debía tener ni límites ni marcas y que su proyecto había madurado «a base de palos y sonrisas», guardando de cada instante vivido, de cada persona que había conocido, el más insignificante detalle que luego convertiría en un acorde para contar y cantar lo que llevaba dentro.

En los últimos tiempos, Alex dio muestra de una gran valentía, luchando tanto como le fue posible contra una enfermedad que se le llevó por delante. Quienes le conocimos siempre le recordaremos con una Les Paul, una Stratocaster o sentado en la batería, porque era un músico todo terreno.

Alex, te fuiste demasiado pronto pero nunca te olvidaremos.