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Elisabeth Arnold Sykes es desde hace unos días una mujer viuda. El órgano de la iglesia de San Cristóbal de Comillas también. Lo son desde ... el fallecimiento del que fue el organista de la parroquia durante doce años (2003-2015), John Arnold Sykes- «Los matrimonios ingleses compartimos apellido», dice Elisabeth nada más coger el teléfono y presentarse. ¿Y qué hacía un inglés tocando el instrumento de una modesta iglesia en el norte de España? La respuesta es la misma de siempre, el amor. El amor hacia un país (España) y una forma de vida.
Liz (como la conocen en Comillas) y John se conocieron siendo ambos estudiantes en Inglaterra, se casaron pronto y empezaron a viajar a España cada vez con mayor frecuencia. Él había estudiado inglés y alemán en Mánchester y daba clases de música en Inglaterra. Cuando se jubiló, decidieron trasladar su residencia a España definitivamente. Compraron una casa en el pueblo de la Busta (Alfoz de Lloredo), en el monte, algo alejada de todo. Y John quería seguir disfrutando de su pasión por la música. Es en este punto de la historia cuando aparece el presidente de la Asociación para la Conservación de los Órganos y doctor en Historia del Arte, Enrique Campuzano, quien a través de un amigo común, le consigue el puesto de organista en la iglesia de Comillas.
John llegó con ganas e ilusión y se la transmitió a las mujeres del pueblo que querían montar el coro parroquial. El inglés les dio el empujón definitivo. También los conocimientos. «Presumía de haber tocado en varias catedrales europeas, entre ellas la de Notre Dame», relata Campuzano.
Todo empezó a terminarse cuando el Alzheimer le hizo olvidarse de quien era. Era el año 2015. «Decidimos vender la casa y trasladarnos a Comillas». En seguida John ingresó en la residencia de la villa. «El matrimonio quería cederme las partituras y el piano, pero finalmente se lo cedió al Ayuntamiento de Comillas, porque hacía poco que se había inaugurado el Centro Cultural El Espolón y no tenían instrumento». El piano de John sigue allí. Los que le conocieron dicen que el organista «era muy inglés», serio, poco dado a las relaciones sociales, «pero dedicado a Comillas y a su gente». Era querido. «Fue un hombre inteligente, dinámico, deportista, con personalidad y al que le encantaba enseñar», resume Liz.
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