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En la fotografía en blanco y negro que ilustra esta necrológica se ve a Clara Martínez González 'Lady' de paseo, junto a su marido y sus dos hijos. Es la típica instantánea en papel que todos los que han pasado de los 60 tienen como ... recuerdo enmarcada en algún lugar de su casa. Con aquella ropa de los últimos años del siglo XX. Los pantalones cortos del crío y la faldita de domingo de la cría. 'Lady' lleva zapatos de tacón, como merece la ocasión, y su marido: traje y corbata, con la caperuza de un bolígrafo asomando tímidamente por un bolsillo. Clara Martínez, que falleció recientemente a los 95 años de edad, es un claro ejemplo -una fotografía calcada- de las muchas mujeres de su generación. De muchas de nuestras madres y abuelas. Una mujer de las llamadas aún 'amas de casa', aquellas que ejercieron sin descanso como hermanas, esposas, madres y abuelas.
Clara nació en Villasuso de Cieza, una localidad perteneciente al término municipal de Cieza, de algo más de 200 habitantes, y que tiene como centro de referencia Los Corrales de Buelna. Fue la cuarta de diez hermanos, en el seno de una familia de trabajadores mixtos, que repartían la jornada entre la fábrica de Quijano y la economía de subsistencia que propiciaba el campo. Ella tuvo que tirar de sus hermanos más pequeños y, según contó en más de una ocasión a sus hijos, tuvo que recoger muchas varas de avellano, en una parte del monte, para venderlas después en la otra punta. Eran tiempos difíciles, con los estragos de una guerra civil a las espaldas.
En plena adolescencia, como otras muchas mujeres de su época, se vino a Santander para servir en una casa. En la capital conoció al que sería su marido, Gregorio Prieto Pineda, un joven de San Martín de la Mar que quedó huérfano de madre siendo un niño y que durante muchos años trabajó como dependiente en La Casa de las Lanas. Dicen era un gran vendedor que nunca dejó de mirar al mar, una de sus grandes pasiones. Clara y Gregorio tuvieron dos hijos, Juan Manuel y María del Carmen, que les dieron cinco nietos.
Mientras el cabeza de familia iba a la tienda, 'Lady' -la llamaron así toda la vida porque sus hermanos pequeños no pronunciaban bien el nombre de Clara y terminó de Lada en Lady- ella se encargaba de todo ese trabajo poco reconocido y menos remunerado de las 'labores del hogar'.
Juan Manuel y María del Carmen recuerdan a su madre como una mujer muy alegre, que «cantaba y cocina muy bien. Siempre pendiente de que no faltara nada en casa y darnos educación».
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