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La Maya de Silió se ha quedado huérfana. Vicente Terán, el 'Tin', director durante décadas de los esfuerzos de los jóvenes izando ese gran tronco cada 24 de julio ha fallecido pocos días antes de que los vecinos del pequeño pueblo de Molledo suban ... al monte Canales a elegir los dos robles que formarán esa Maya.
Un referente de la tradición y la lucha por conservarla, de la cultura popular y su identidad particular. Tin era el único superviviente de La Vijanera de 1936, la última hasta la recuperación de la mascarada a finales de siglo XX, una edición que guardaba en su memoria y que fue trasladando a sus 'alumnos' de Silió, ávidos de seguir su camino.
Se ha ido «uno de los pilares de las tradiciones de nuestro pueblo, el hombre que ha sabido mantener la esencia del rito al tiempo que abría el camino a las nuevas generaciones», decía César Rodríguez, familia de Tin y máximo responsable de La Vijanera en la actualidad.
«El 24 de julio nada será igual». Todos buscarán con su mirada el sitio que solía ocupar Vicente Terán en el izado de la Maya, con una cachaba, que era como la batuta de la gran orquesta humana elevando ese tronco. Todos esperarán oír su «Ehhhhh unaaa», para tensar brazos, tirar de riñón y subir unos centímetros el gran mástil de las tradiciones.
Tras una larga vida en Silió, se fue esta semana a los 102 años de edad, buena parte de esos años enarbolando el oficio de carpintero y, en los últimos tiempos, mostrando su taller convertido en museo con sus bien rematados trabajos en madera. Un oficio que le permitía dirigir los trabajos de unión de los dos robles que forman la Maya.
Se fue con su pasión por la tradición popular intacta. La demostración han sido las décadas de experiencia a la hora de marcar el ritmo de la Maya, poniendo un ojo en cada edición de La Vijanera o aplaudiendo las marzas, como sucedió este año cuando 'sus' mozos fueron a cantárselas.
«El que se haya sido tan longevo ha hecho que podamos disfrutarle y poder seguir trasladando esos valores casi extintos a los que vienen detrás», decía César Rodríguez, para insistir en que «este año el 24 de julio será muy raro».
Presidente de Honor de la Asociación de Mayeros de Silió, de presencia necesaria y opinión incuestionable. La Maya será distinta a partir de ahora, aunque seguro que él seguirá velando por todos para que quede bien plantada.
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