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El recuerdo de Isabel Poveda 'Isa' siempre estará ligado a su tienda de alimentación en Argoños. Desde hace casi 40 años regentaba el supermercado Covirán, ubicado en la calle Fuentelloro, que se convirtió prácticamente en su segunda casa. «Le encantaba estar en el establecimiento y ... relacionarse con los clientes», cuenta su hijo Pedro. Allí, atendiendo la charcutería, colocando el género o cobrando los productos fue la mujer más feliz del mundo.
Con apenas trece años, Isa se trasladó con sus padres y sus cuatro hermanas desde su Cuenca natal a Argoños en busca de un futuro mejor. Encontró trabajo en una conservera del municipio y enseguida, conoció al que iba a ser su marido, Pedro. Apenas un año después de su llegada, sus progenitores y dos hermanas regresaron a Cuenca, pero ella decidió quedarse. Se casó con 14 primaveras y dos años después tuvo a su primera hija, Ana Isabel, a la que tiempo después dio un hermano, Pedro.
El matrimonio abrió en el centro del pueblo el bar El Club, justo al lado de donde hoy se sitúa el supermercado. Durante un lustro se desenvolvió con soltura detrás de la barra y en la cocina, su otra gran pasión. «Las patatas bravas le salían muy ricas», recuerda su vástago. Como el bar era «muy esclavo» dejaron el negocio y apostaron por abrir un supermercado, que Isa sacó adelante siendo una mujer «muy trabajadora y atenta con la gente». Esa amabilidad y disposición le valieron el cariño de los vecinos que destacan su bondad. Aunque de primeras era algo introvertida, en cuanto cogía confianza derrochaba una gran cercanía. «Nunca tuvo una mala palabra para nadie. Al contrario, fue siempre muy discreta y estaba ahí para todos». Antaño fiaba la compra a las mujeres de las fábricas. «Se lo apuntaba y a la semana venían con el sobre y le pagaban». Siempre ayudó a los vecinos. Cuando cerró el local hostelería dio las bebidas al bar de la Comisión de Fiestas y les adelantaba lo que necesitaran para los eventos. En Argoños la querían mucho. No en vano, a su despedida acudieron numerosos vecinos, que llenaron la iglesia de San Salvador.
Abría el supermercado todos los días de la semana y siempre estuvo al pie del cañón. Incluso cuando estaba enferma, acudía. «Se encontraba más a gusto allí que en casa». En los últimos años el relevo en la tienda lo cogió su hijo, que tiene varios locales de alimentación más. 'Isa' estaba orgullosa de que Pedro siguiera el legado y él confiesa que «todo lo que sé lo aprendí de ella».
Abuela de dos pequeñas siempre se preocupó por que no le faltase de nada a su familia. «Estaba más pendiente de los demás que de ella misma y disfrutaba cocinando para todos». Una de sus mayores ilusiones era ampliar el supermercado. Un sueño que ya estaba en marcha. Su hijo ha adquirido un terreno junto a la rotonda de Argoños para levantar un local más grande tal y como deseaba su madre. «El edificio llevará su nombre como homenaje».
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