El valle del Nansa pierde a uno de sus más ilustres monteros

En una cacería en Cangas le dijeron por la emisora: «Suben dos corzos por delante de los perros». Pero él, seguro de lo que traían, les respondía tranquilo y con esa voz profunda que tenía: «Déjalos, déjalos, que van el rastro de los jabalinos» y, al poco, el jabalí estaba corriendo y los corzos observando el buen hacer de esos dos perros y la satisfacción de su montero.

'Súper' era un hombre paciente y tranquilo para enseñar a sus perros. Tenía ese don que solo unos pocos poseen: la capacidad de hacer pensar a los perros y hacerles listos para cazar. Aficionado a las pruebas de rastro siempre fue un ejemplo de educación, respeto y saber estar; además de esa elegancia suya participando acompañado de su fiel vara de avellano blanco.

Su presencia daba prestigio a la Copa del Narcea año tras año. Tener al 'Súper' siempre era un honor.

Siendo un chaval mi ilusión máxima era poder tener algún perro bueno de jabalí. Por mediación de Oscar, alias 'El bombero', organizador entonces de esta Copa, 'Súper' se presentó con un cachorro de dos meses: Man, y me hizo el chaval más feliz del mundo. Gracias a él pude tener el primer perro que solo cazase jabalí. Pasar por Gandarilla y ver algunos perros atados con la trilla al sol, bien cuidados y guapos, era una satisfacción para la gente que nos apasiona el mundo del perro.

Amigo de sus amigos, con él las sobremesas se hacían cortas, pues era una persona de la que se podía aprender. Los más jóvenes que cazaron con él pueden sentirse afortunados y espero que copiasen mucho para poder continuar trasmitiéndolo a la gente venidera. Nos deja un montero con letras mayúsculas; de la vieja escuela, tan necesaria estos días donde se corre mucho y se piensa poco. Deja un importante legado familiar en la caza, sobre todo en su hijo José Ángel y su nieto Ángel. Los montes cántabros lloran su pérdida.