Borrar
El periodista Víctor de la Serna falleció a los 77 años. DM
Víctor de la Serna III muere con las botas puestas
Obituario | Víctor de la Serna, periodista

Víctor de la Serna III muere con las botas puestas

Domingo, 20 de octubre 2024, 07:43

Juntos entramos, en nombre de AEDE, la Asociación de Editores de Diarios Españoles, de la que yo era secretario general, en la FIEJ, Federación Internacional de Editores de Periódicos y demás organismos internacionales de la Prensa, al comienzo de la Transición. Hablaba Víctor, con el acento de los nativos, francés, inglés, alemán, italiano y portugués y traducía griego y latín. De inmediato ganó nombradía en la asambleas multinacionales. Estudió el bachillerato en el Liceo francés de Ginebra, Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, Periodismo en la Universidad de Columbia de Nueva York; allí volvería al poco tiempo como corresponsal de Informaciones, «el último periódico romántico», donde Víctor de la Serna I, Víctor de la Serna II y su tío Jesús hicieron historia. Su extraordinaria formación académica dio a su pluma calidad y credibilidad. Juntos hicimos la Revista AEDE, cuyos veintidós números contienen los fundamentos filosóficos y jurídicos de la libertad de prensa con análisis y comentarios de intelectuales y políticos comprometidos con el tránsito de la dictadura a la democracia. Su paso por El País, Diario 16 y El Mundo acreditan el valor de su prosa, limpia y vigorosa, como un servicio constante a la verdad con las dos cualidades necesarias: independencia de criterio y rectitud de intención.

Nacido en Madrid hace 77 años, practicó en diversas áreas periodísticas: además de la información nacional e internacional, la deportiva con el nombre de Vicente Salaner y la gastronómica con el de Fernando Point. También fue comentarista en Radio, donde queda memoria de su agudeza y armoniosa voz.

Era miembro de la Academia internacional del Vino, de la que su padre fue presidente, y académico de la Real de Gastronomía; en tres ocasiones recibió el premio internacional de esta disciplina. Fue también cosechero, y muy contento de haber conseguido un vino de los mejores, lo que hubiera encantado a su madre Nines Arenillas, crítica de la cosa. Llevaba con nobleza y orgullo su blasón montañés. Venía de su bisabuela Concha Espina, gloriosa creadora de una familia de artistas que va ya por la cuarta generación y no cesa de dar frutos óptimos. Recordemos a Víctor de la Serna I, pluma excelsa y cantor de la epopeya foramontana; Víctor II, también periodista, senador de designación real y admirable conversador; Alfonso, embajador y escritor; Ramón, filósofo; Luis, «el médico del aire»; Josefina, periodista, casada con Regino Sainz de la Maza; Jesús, director de Informaciones en la Transición; ahora rendimos homenaje póstumo a Víctor de la Serna III, que no quiso ser más que periodista.

El domingo pasado publicó su último artículo (en el que me cita, maravilloso legado) precisamente sobre el periodismo, la pasión de su vida y antesala de su muerte, que le llamó el lunes pasado en la puerta de El Mundo, el periódico del que fue partero y columnista. Carmen, su mujer y compañera desde el principio en Nueva York, y sus hijos Cristina, Cecilia y Juan le acompañaron en el hospital y le hicieron oír sus canciones preferidas.

Contrasta con la gallardía que demostró siempre frente a la opinión torpe o mendaz, lo que le ocasionó no pocos sinsabores, el desinterés y la humildad con que aceptó el pago escaso que recibió habiendo sido un grande del periodismo. En esto parecía seguir el dicho de su abuelo Víctor: «Periodismo es humildad, humildad y humildad, y un poco de salud».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Víctor de la Serna III muere con las botas puestas