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Buscó en vida ver el rostro del Señor y a ese encuentro ha partido la hermana Raquel Sánchez Bocos, religiosa Josefina, hija de San José, congregación entregada al cuidado y protección de los niños y mayores, en Cantabria, en las residencias de Comillas y Asilo ... San José de Torrelavega.
Había nacido en Miranda de Ebro (Burgos) en 1929 y con 21 años entró como novicia en la Casa Madre de las Hijas de San José en Gerona para hacer la profesión perpetua en la congregación fundada por el padre Butiñá en Torrelavega, el 15 de julio de 1958.
En su larga vida dedicada a los demás trabajó también en Pamplona, San Sebastián, Aldehuela (Cáceres), Madrid, en la sede provincial de Jérez de la Frontera, hasta llegar a la comunidad de Guernica (Vizcaya) desde donde fue llamada al encuentro con el Señor. Uno de sus primeros destinos fue el Colegio de Niñas del Asilo de Torrelavega. Atendió también a los ancianos, entonces desamparados, en la década de los cincuenta del pasado siglo en la capital del Besaya, a donde regresó en los años ochenta después de haber sido nombrada superiora. Fue la primera religiosa que formó parte del Patronato de la Fundación Asilo, invitada por monseñor Teodosio Herrera.
Reseñable fue su trabajo cerca de los más olvidados en Aldehuela, en la comarca de Las Hurdes (Cáceres), hace 74 años, cuando esta tierra extremeña distaba mucho del desarrollo actual. Trabajó con denuedo juntos a sus hermanas para mejorar la vida de las humildes gentes hurdanas en una aldea remota en la que las religiosas dormían en una cabaña sin techo, a cielo raso, sobre jergones, donde no disponían de agua corriente y ni siquiera tenían una cocina.
En aquellos años desarrolló también una destacada labor social trabajando para ayudar a las mujeres, a las que sustituían cuidando sus rebaños si ellas se encontraban enfermas y ayudándolas también en la crianza de sus hijos.
Todos los que tuvieron la suerte de tratarla, destacan de religiosa Josefina su personalidad refinada, una gran elegancia detrás del hábito, «una persona de paz», recuerda ahora su hermana en la fe, Epifanía Sarrasín. «Una mujer fina en pensamiento y obra», subraya la presidenta de la Fundación Asilo San José, Merche Pisano. Disfruta ya del descanso eterno tras una vida de intenso trabajo en la tierra.
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