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Miguel Ángel Pérez Jorrín
Viernes, 12 de septiembre 2014, 15:31
El fomento de la trashumancia, una práctica milenaria muy valiosa para la conservación del patrimonio natural, sociocultural y económico de la Península Ibérica, es el objetivo de la Asociación Trashumancia y Naturaleza, con sede en Cabezón de la Sal y dirigida por el naturalista Jesús Garzón Heydt, ganadora de la novena edición del Premio Fundación BBVA a las Actuaciones en Conservación de la Biodiversidad en España.
En la categoría de Actuaciones en Conservación de la Biodiversidad en Latinoamérica el premio recae en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales de Panamá, por su proyecto de rescate y conservación de anfibios de Panamá que ha dado respuesta a una crisis de biodiversidad sin precedentes, afirma el jurado. Esta actuación ya ha evitado que se extingan varias especies de anfibios, y puede ser aplicada en otros lugares del planeta.
En Difusión del Conocimiento y Sensibilización en Conservación de la Biodiversidad el galardón premia los 25 años de trabajo radiofónico de Javier Gregori Roig, que ha logrado combinar de manera ejemplar el rigor científico con la sensibilidad hacia los retos del medio ambiente, señala el acta.
Los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad reconocen a organizaciones que desarrollan políticas o funciones de conservación medioambiental, así como a comunicadores cuyo trabajo contribuye a proteger el patrimonio natural. Establecidos en 2004, están dotados con 580.000 euros distribuidos en sus tres categorías, lo que los sitúa entre los galardones medioambientales más importantes a escala internacional.
17 años de historia
La Asociación Trashumancia y Naturaleza trabaja desde 1997 para que esta práctica se siga realizando y contribuya así, explica el acta, a conectar hábitats fragmentados y amenazados, y a defender el patrimonio natural y público que representa la red de vías pecuarias. Además, el jurado recuerda que esta actividad entronca con una de las facetas más singulares de la cultura rural universal, favoreciendo el aprovechamiento sostenible de los pastos y reivindicando el oficio de pastor.
Los pastores ibéricos llevan ocho milenios guiando a sus ganados por las rutas migratorias de los herbívoros salvajes para aprovechar recursos complementarios en valles y montañas. Las vías pecuarias así generadas, recorridas cada primavera y otoño hasta principios del siglo XIX por cinco millones de cabezas de ganado, enlazan todas las comarcas españolas y son auténticos corredores de biodiversidad: con los rebaños viajan también semillas, estiércol, predadores...
Como expone la Asociación Trashumancia en su candidatura, colaborando con más de 50 familias ganaderas, hemos recuperado el tránsito de unas 200.000 ovejas, cabras, vacas y caballos, recorriendo más de 50.000 Km de cañadas, cordeles y veredas.
La trashumancia tiene un alto impacto sobre los ecosistemas: Cada manada de 100 vacas, o cada rebaño de 1.000 ovejas, aportan diariamente unas 3 toneladas de estiércol con unos 5 millones de semillas. Como recorren unos 20 km diarios, distribuyen las semillas incluso cientos de kilómetros. En los años de existencia de la asociación el ganado trashumante ha transportado 40 billones de semillas, de las que germina cerca del 30%; la fertilización aportada al terreno de forma natural superó las 25.000 toneladas. La extraordinaria riqueza en plantas de nuestros ecosistemas pastoriles, la mayor diversidad conocida en el mundo con más de 40 especies distintas por metro cuadrado, está relacionada sin duda con estas migraciones milenarias de los herbívoros, asegura el presidente de Trashumancia y Naturaleza Jesús Garzón.
Proyecto de futuro
-El naturalista, nacido en Madrid pero residente desde hace años en Cantabria, cree que la trashumancia es un proyecto de futuro que busca aprovechar adecuadamente los recursos naturales, cambiando un modelo de esquilmación de terreno por otro sostenible que, además, da productos de alto valor como la carne natural, la lana, los quesos y las pieles. Y generando trabajo en un medio natural. Garzón sostiene que en el campo hay muchos puestos de trabajo esperando una política adecuada y sin necesidad de grandes inversiones. En ganado ovino -la oveja es especie de referencia porque es la que se maneja mejor, tiene mejores precios y da poco trabajo- ahora tenemos 17 millones de cabezas, pero en el año 2000 había 25 millones. Si logramos recuperar los 3 millones de cabezas trashumantes que había históricamente en las cañadas se crearían casi 5.000 puestos de trabajo vinculados a este negocio y sin necesidad de grandes inversiones. Durante veinte años nosotros hemos demostrado que esto es posible y que puede beneficiar también a otros sectores como el turismo y la industrial agroalimentaria. La ganadería debe ser fundamental para el desarrollo de Cantabria y de toda España. Una sociedad bien estructurada debe tener un sector primario muy potente, asegura el naturalista, al que el premio sorprendió en Atenas, donde participaba en una conferencia sobre pastoreo y patrimonio cultural.
El premio nos permitirá continuar con nuestra labor y redoblar esfuerzos para ayudar a los pastores, difundir la bondad medioambiental de la trashumancia y concienciar a las administraciones públicas, aseguró ayer Marity González García, directora de proyectos de la asociación y una de las cuatro firmantes del proyecto junto al vicepresidente Manuel Bahillo y el secretario Ignacio Doadrio. González alertó también de que la nueva Política Agraria Común de la UE amenaza la pervivencia de la trashumancia y es, en este momento, uno de sus principales desafíos. Puede acabar con el trabajo de años y hay que concienciar a las autoridades del peligro que supone para que actúen, reclama la directiva de Trashumancia y Naturaleza que destaca que los rebaños trashumantes modernos no han sido frenados ni siquiera por las urbes del siglo XXI: Atravesando las principales capitales, incluida Madrid, se ha divulgado a nivel nacional e internacional la importancia de la trashumancia para conservar la biodiversidad, controlar la erosión, los incendios forestales y fomentar los sumideros de carbono, reivindicando el pastoreo para asegurar los servicios ecosistémicos, producir alimentos de alta calidad y evitar el despoblamiento del medio rural.
El jurado de esta edición del premio BBVA ha estado presidido por Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA, y ha contado como vocales con Juan Carlos del Olmo, WWF España; Joaquín Araújo, escritor y naturalista; Eduardo de Juana, de SEO/birdLife; Alberto Aguirre de Cárcer, del diario La Verdad de Murcia; Pablo Jaúregui, El Mundo; Begoña Peco, Universidad Autónoma de Madrid; Cristina Ribas, Asociación Catalana de Comunicación Científica; Antonio Vercher, Fiscal Coordinador de Medio Ambiente y Urbanismo; y Gonzalo Nieto, Real Jardín Botánico, CSIC.
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