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Jueves, 4 de febrero 2016, 13:38
"Lo siento de corazón, de verdad. No supe lo que hice". Estas han sido las últimas palabras de Juan Carlos Pérez Vejo en el juicio que se sigue contra él por la muerte de su entonces pareja María Cruz Gutiérrez- a la que apuñaló ... y abandonó en una pista forestal de Casavegas el 18 de febrero de 2013.
Es la última sesión del juicio por el llamado crimen de Caloca y ahora queda en manos del jurado determinar su la muerte de María Cruz fue un homicidio o un asesinato. No hay dudas sobre la autoría, ya que Juan Carlos Pérez ha reconocido que fue quien apuñaló a la mujer. Pero hoy ha insistido en que no sabe "cómo ni por qué" mató a su pareja ya que no recuerda "muchas cosas" de lo que ocurrió aquella noche. Ha reiterado que "la culpa de todo" fue de "la mezcla de drogas" que tomó aquel día en el que se puso "heroína y cocaína", ingirió tranquilizantes y fumó marihuana.
"Pero lo hice yo", reconoce al tiempo que dice sentir lo sucedido por la familia de la que era su pareja. "Le hice daño a ella y también a mi, porque aquel día me destrocé la vida". "Lo siento de verdad por Crucita -es como la llamaban amigos y familia- porque no era mala persona", ha dicho.
Todas las partes personadas han mantenido las peticiones que habían planteado antes del juicio: las acusaciones particular y la popular (el Gobierno de Cantabria) consideran que los hechos constituyen un asesinato y solicitan veinte años de cárcel, mientras que la Fiscalía y la defensa entienden que fue un homicidio y demandan quince y diez años de prisión, respectivamente.
La defensa pide una condena más leve porque cree que debe aplicarse una atenuante y, en sintonía con la versión del acusado, apunta que esta persona actuó bajo los efectos del alcohol y varias drogas, lo que mermó sus capacidades.
Ni la Fiscalía ni las acusaciones aceptan esa tesis.
El crimen tuvo lugar en septiembre de 2013, en una pista forestal que une Caloca (Cantabria) y Casavegas (Palencia), donde la mujer falleció por las cuchilladas que recibió. El escenario de los hechos, un paraje cercano a Piedrasluengas, ha servido a las acusaciones particular y del Gobierno para reforzar su argumento de que el crimen fue un asesinato al concurrir la alevosía. Según su versión, la víctima fue atacada por sorpresa, de una manera rápida e imprevista, en un lugar de monte, alejado de núcleos de población y sin posibilidad de recibir auxilio. Estas acusaciones afirman que la mujer no tuvo posibilidad de defensa y rechazan que hubiera una discusión previa, tal y como contó el acusado y sostiene su defensa.
Las acusaciones insisten, cuando menos, en que el hombre tenía un "deliberado propósito" de matar a la víctima al llevarla a ese lugar, según la abogada del Gobierno, un argumento que la letrada de la familia ha llevado algo más allá, al afirmar que el hombre había urdido un plan preconcebido. "No es fruto de la casualidad", ha subrayado refiriéndose a las circunstancias del crimen.
Estas acusaciones, y también el Ministerio Fiscal, creen que todo se debió a los celos porque se le "había metido en la cabeza" que la víctima tenía otra relación. "No eran celos lo que tenía, sino obsesión", ha comentado la abogada de la familia.
Sin embargo, la Fiscalía y la defensa descartan la alevosía y el asesinato y comparten que lo sucedido fue un homicidio: un ataque no premeditado en el fragor de una discusión.
La defensa ha remitido al Jurado a testimonios e informes que apoyarían esa tesis, como que el retrovisor del vehículo apareció roto y fuera de su sitio o que en su habitáculo y en ropas del acusado se detectó sangre del acusado y de la víctima. Ello probaría, a su juicio, que hubo una riña y una pelea que acabaron mal.
Pero la Fiscalía y la defensa difieren en cuanto a la aplicación de la atenuante por la influencia de las drogas y el alcohol. "El acusado es simple pero no tonto", ha advertido la fiscal, que ha recordado que este hombre no autorizó que le tomaran muestras de cabello y orina inmediatamente después de los hechos, sino que lo hizo veinte días después.
El resto de la partes han reproducido después esa idea de la fiscal, aludiendo al carácter "primario" del acusado, e incluso la defensa ha reconocido que es una persona "sencilla" y "no demasiado lista".
El letrado del acusado ha recordado que el primer día este hombre respondió a las preguntas de todas las partes pese a su recomendación de que solo lo hiciera con la fiscal y con las suyas. "¿Ven a esta persona elaborando todo lo que dicen las acusaciones? Solo hay que ver la torpeza en sus declaraciones", ha apostillado.
Las distintas partes han apelado a los miembros del Jurado para que, a la hora de emitir un veredicto, tengan en cuenta distintos aspectos.
La letrada de la familia ha pedido "sentido común" y "una sentencia ejemplar", y la del Gobierno de Cantabria ha insistido en que la violencia machista es "un problema social grave" y ha demandado "tolerancia cero". "Como Jurado, tienen la oportunidad de reprochar esas conductas con la pena máxima", ha indicado.
Por su parte, la defensa ha solicitado que el veredicto se base en las pruebas y ha rechazado tentaciones de caer en la "venganza". "La Ley del Talión hace tres mil años que ha evolucionado de forma que en ningún sistema cabe hacer del delincuente un capirote o un escaparate público", ha señalado
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