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En la fotografía se aprecia el punto donde impactó la bala perdida
"Nunca había visto nada igual"

"Nunca había visto nada igual"

Ignacio Valle, presidente de la Federación de Caza, descarta que la bala perdida que rozó a un conductor en Selores fuese producto de una imprudencia

Álvaro San Miguel

Martes, 23 de febrero 2016, 07:11

El presidente de los cazadores cántabros, Ignacio Valle, lleva más de 20 años al frente de la Federación de Caza y asegura que «nunca» en todo ese tiempo había visto ni oído que una bala disparada en un monte terminase agujereando un coche en una carretera general. Pero es lo que pasó el domingo, cuando, por motivos que aún se están investigando, el tiro de un cazador estuvo a punto de provocar una desgracia al impactar en un vehículo en el que viajaba un matrimonio con sus hijos. «Somos un colectivo muy grande, hay mucha gente cazando, se hacen muchas cacerías todas las semanas y aún así las posibilidades de que pase algo así son mínimas. Llevo más de veinte años como presidente de la Federación de Caza y es la primera vez que oigo algo así».

La bala perdida procedente de un rifle de caza atravesó la puerta del conductor y rozó al hombre de 42 años que iba al volante. La herida fue leve le afectó ligeramente en el tórax, aunque fue trasladado por la UVI móvil del 061 al Hospital de Sierrallana. Todo quedó en un susto, pero la edad del cazador que disparó la bala perdida, 87 años, ha abierto un debate sobre las condiciones de seguridad que rodean a la actividad cinegética.

La normativa que rige la obtención de licencia de armas especifica que a partir de los 60 años se debe pasar cada dos años un examen médico y un test psicotécnico específico para el manejo de rifles y escopetas. A partir de los 70 años, esas pruebas son anuales. «Es un examen bastante exhaustivo, no lo pasa cualquiera. Hay mucha gente a la que se le quita el permiso de armas por no pasarlo», afirma el presidente de la Federación de Caza de Cantabria. Valle subraya por tanto que, si el cazador de 87 años había pasado las pruebas médicas, estaría en el marco de la legalidad. «Si aún así estaba en malas condiciones físicas o mentales, entonces puede haber una responsabilidad subsidiaria de terceros, en este caso del médico que le aprobó el examen».

El presidente de los cazadores recordó que hay una serie de «normas estrictas» que conocen todos los aficionados a este deporte. «Todos los cazadores tenemos claro que siempre hay que ponerse de espalda a los caminos, carreteras e incluso pistas forestales. Solo se puede disparar cuando se ve al animal, nunca se debe tirar ni al ruido ni al bulto. De hecho, cuando te colocan en el puesto te dicen hacia dónde puedes tirar porque hay más gente repartida por el monte. La gente sabe hacia dónde puede disparar y además tira a enterrar la bala contra el suelo o una pendiente, con lo que es muy difícil que pase algo como lo del domingo». La Ley de Caza establece además una zona de seguridad de 50 metros a la carretera.

Valle explicó que, a diferencia de lo que puede ocurrir en las llanuras de Castilla y León, la orografía cántabra es muy favorable para evitar balas desviadas y tiros rasantes. «Ha sido un incidente muy desagradable provocado por la mala suerte. Ese señor ha tirado al jabalí y la bala, por algún motivo, ha rebotado en alguna piedra o en algo así y se ha desviado de su trayectoria».

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