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Sara Torre
Miércoles, 7 de diciembre 2016, 07:12
El Museo de la Inquisición ha vuelto a abrir sus puertas, Y lo ha hecho a cincuenta metros de su ubicación anterior, en el edificio El Solar, cuya primera fase comenzó a derribarse hace dos meses como resultado de una sentencia que desde hace más de veinte años venía dando la razón al vecino que aseguraba que la construcción contravenía la Ley de Patrimonio. «Con una mano delante y otra detrás» abandonaron el lugar los propietarios del museo, una familia que también residía en el propio edificio y que siempre tuvo la convicción de que tendría que reubicarse en otro punto de la villa.
Tardaron quince días en elegir el nuevo local, un inmueble de 250 metros cuadrados, ubicado en la calle Las Lindas, que sale a la Plaza Mayor, concretamente, en el cruce de El Cantón. Se trata de un sótano, dos plantas y una pequeña buhardilla, todo completamente diáfano. Varios carteles anuncian de qué lugar se trata; uno en la fachada lateral, y otro encima de la puerta. También hay un esqueleto colgado en el exterior y la simbólica armadura a la puerta, que también estaba en la del anterior edificio. En la entrada, una recepción con un panel para hacerse fotos con un esqueleto, que también es clásico.
Como explica uno de los responsables, David Gutiérrez, no fue fácil encontrar un lugar que se adaptara a las necesidades de un museo de estas características, ya que «en Santillana no hay mucho donde elegir», pero finalmente celebran haber elegido esta ubicación, ya que «se trata de una obra nueva, pues tiene cuatro años», por lo que no ha hecho falta restaurar nada.
Una de las necesidades del museo, es tener «un mínimo de metros», ya que, aunque muchas son pequeñas, hay algunas piezas grandes, como la guillotina o el potro de estiramiento. «Además, los atriles y las vitrinas ocupan bastante», añade el propietario.
Una vez hechas las negociaciones pertinentes para ocupar el local, la familia trabajó de forma intensiva con la vista puesta en tenerlo abierto para este puente y, a contrarreloj, consiguió abrir este domingo después de un mes y medio de trabajo. «Hemos hecho la obra a toda velocidad, pues el edificio estaba completamente desnudo, en ladrillo, y ha sido necesario acondicionar todo: techos, suelos y paredes», comenta el dueño del museo.
Sobre las licencias pertinentes, González explica que por parte del Ayuntamiento, no ha sido necesario esperar para recibir permisos. «No ha habido ningún inconveniente y ninguna traba en nada», añade. Muy al contrario, dice, «han estado siempre predispuestos para echarnos una mano y que abriéramos rápido». Después del trastorno ocasionado al tener que buscar un nuevo local y dejar el antiguo, tras veinticinco años en él, Gutiérrez encuentra algo positivo: «El sitio está renovado y es diferente; le hemos dado un cambio de aires al museo, que lo necesitaba, y ahí abajo no podíamos hacer nada, no podíamos invertir para que llegara al fin que ha llegado».
Durante estos días, muchos han sido los que han visitado el Museo de la Inquisición en su nueva ubicación y en el tiempo que ha estado cerrado, son muchos más los que han preguntado por él. El museo estará abierto todos los días del año excepto en Navidad y Año Nuevo, en horario de 10.00 a 21.30 horas. «Hemos empezado una nueva vida», concluye Gutiérrez ilusionado mientras atiende a los visitantes.
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