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Vicente cortabitarte
Domingo, 12 de febrero 2017, 07:45
El río Deva señala la frontera territorial entre Cantabria y Asturias en la zona más próxima a la costa, una separación que tan solo es una realidad en los mapas y en los trámites administrativos, pero no en la vida cotidiana de las personas que ... viven a uno u otro lado del río. Residir en el límite territorial, de entrada, podría parecer una desventaja, y sin embargo no es así si vemos como los habitantes del municipio cántabro de Val de San Vicente y del concejo asturiano de Ribadedeva, lejos de cultivar la rivalidad que normalmente se produce entre vecinos, en su caso es todo lo contrario. Además han sabido sacarle provecho a esta circunstancia.
"El Deva no es un río que nos separa, al contrario, es un río que nos une", manifiesta el alcalde de Val de San Vicente, Roberto Escobedo (PSOE). "Uno de los símbolos que, tanto los cántabros como los asturianos, más utilizamos aquí para reflejar nuestro territorio en folletos, carteles o cualquier medio, es el viejo puente de Unquera a Bustio. ¿Qué mayor símbolo de unión puede haber que un puente?", se pregunta el regidor cántabro.
En parecidos términos se muestra el alcalde de Ribadedeva, Jesús Bordas (PSOE). "Las montañas separan mientras que los ríos unen, y aquí tenemos un claro ejemplo de ello" atestigua. "La relación de confraternidad que tenemos nos viene de lejos ya que Ribadedeva perteneció a Cantabria hasta 1833 y siempre, de una manera u otra, se han mantenido esos vínculos. La mayor parte de las personas de mi generación nacimos en hospitales de Torrelavega", recuerda.
Jesús Bordas, no obstante, reconoce que el hecho de pertenecer a dos comunidades distintas genera problemas administrativos "que no sociales", puntualiza. Para ello pone como muestra la Mancomunidad que comparte su municipio con Val de San Vicente que se ve imposibilitada de asumir ciertos servicios comunes que serían muy beneficiosos para ambos, pero que no pueden poner en marcha al depender de diferentes gobiernos regionales. Esa unión se ha incrementado con las mejoras que se han logrado en los últimos años en las comunicaciones, especialmente con la entrada en funcionamiento del último tramo de la autovía A-8, un hecho que, curiosamente, se apunta como una de las causas del repunte de la delincuencia, especialmente robos, que se ha sufrido en el último año tanto en la zona occidental de Cantabria como en la oriental de Asturias. Este hecho provocó la reunión la pasada semana de los delegados del Gobierno de ambas comunidades en la que acordaron una serie de medidas, como realizar mayores controles de tráfico para evitar esos hechos delictivos al tiempo que pidieron la colaboración ciudadana.
Al margen de ello, la realidad palpable en los pueblos de un lado y otro del río es que están unidos por ese pequeño puente de menos de 100 metros de longitud por el que los vecinos de Unquera y Bustio, como si fuera una calle más, transitan permanentemente en su vida cotidiana. Lo hacen tanto por trabajo o compras como para poder beneficiarse de los servicios que se ofrecen a uno u otro lado, y que dependiendo del momento y de las circunstancias, eligen según más les interesa.
Empadronamientos
Eso hace que, con más frecuencia de lo habitual, los vecinos de ambos municipios varíen su empadronamiento según distintas circunstancias, pasando a ser en cada momento ciudadanos asturianos o cántabros. Una buena muestra de ello se produce con los niños de familias asturianas que al cumplir los dos años los empadronan en Cantabria para poder beneficiarse del aula de dos años que existe en Unquera, servicio con el que no cuentan en Bustio. Pero cuando esos niños acaban la etapa de Primaria son los de Val de San Vicente los que buscan el empadronamiento en Asturias, para poder seguir los primeros cursos de la ESO en el colegio de Colombres que lo tienen a poco más de un kilómetro, y así no tener que ir hasta el IES José Hierro de San Vicente de la Barquera que les obligaría a un desplazamiento más largo.
Unquera también cuenta con un innovador centro educativo, el Centro de Educación Post-obligatoria (CEPO) en el que se ofrecen distintas enseñanzas en horario de tarde, dirigidas en su mayor parte a personas adultas que desean ampliar sus estudios o introducirse en nuevas ramas; cuenta con diversos módulos de formación profesional, además de escuela de idioma y escuela de adultos, a la que acuden tanto alumnos de Cantabria como asturianos.
Esas buenas relaciones no sólo la mantienen los vecinos, también las prodigan las administraciones, tanto municipales como las autonómicas. Los ayuntamientos de Val de San Vicente y Ribadedeva formaron hace algunos años la Mancomunidad del Bajo Deva, algo inusual entre municipios de diferentes comunidades autónomas. Juntos desarrollaron el Plan de Dinamización de Producto Turístico que generó importantes inversiones superiores a los tres millones de euros que se dedicaron a la mejora de sus equipamientos y servicios turísticos principalmente. En la actualidad siguen desarrollando algunas actividades conjuntas, como viajes y excursiones para los jubilados, muestras culturales, como un ciclo de teatro, y otras similares.
Pescar en el Deva
El río que une a las dos comunidades fue durante algún tiempo motivo de conflicto debido a las diferentes normativas que se aplicaban para la pesca desde las dos riberas, situación que ha ido cambiando en los últimos años, aunque aún no se ha unificado totalmente la regulación para ambos márgenes.
En el pasado los pescadores de angulas de Cantabria se encontraban claramente en desventaja en relación a sus compañeros asturianos, ya que incluso durante un tiempo tuvieron prohibido pescar esta cotizada especie, mientras que sí lo podían hacer desde la otra orilla. Esta situación ha cambiado totalmente, como reconoce Pedro Erice, pescador profesional. "Desde hace cuatro años que se puso en marcha el Plan de Explotación, en el río Deva cántabros y asturianos estamos bajo la misma normativa y en igual de condiciones", ha señalado.
Esto ha sido posible porque en la última etapa todos los años se celebra una reunión de coordinación entre las dos comunidades autónomas con el objetivo de ir unificando los criterios relativos a la actividad en el río Deva, pero hasta el momento no se ha logrado totalmente en lo relativo a la pesca del salmón y la trucha y eso es algo que ha venido generando problemas.
Así lo atestigua Carlos Sánchez, vicepresidente de la Asociación de Pescadores del Cares-Deva. "En la pasada temporada tuvimos problemas y denuncias erróneas en el tramo de pesca libre situado en la zona baja del río porque Asturias cerró la veda de salmón con cebo mientras en Cantabria aún se mantenía. Aún se mantienen esa y otras diferencias que se deberían de unificar", apunta este pescador.
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