El sueño de Carolina se hace realidad

Han sido más de dos años de trámites, porque hace ya mucho que finalizaron las obras de rehabilitación de la sede y desde entonces, el tiempo se ha ido en certificaciones y controles de cumplimiento de las normativas, inspecciones, formación; han sido precisos diferentes trámites para certificar que cumplen con la normativa que ha conllevado, a su vez, inspecciones, contrataciones de personas y formación de los equipos, especificaron fuentes municipales.

La periodista (que trabajó en El Diario Montañés en los años 80) no dejó descendientes, pero su inquietud por el bienestar de niños y adolescentes, la decidió a donar una parte de lo ahorrado a lo largo de su vida al Consistorio con una única condición: que se dedicara a los jóvenes que más lo necesitaran. El anterior equipo de gobierno decidió abrir un centro de día para menores que se ha ubicado en el antiguo local de la banda de música municipal, en la calle Navarra del barrio Porrúa.

Se estima que en la instalación se podrá atender a alrededor de un centenar de chicos de entre seis y 17 años en riesgo de desprotección o en "desprotección moderada", a quienes se darán distintos tipos de apoyo. Desde empuje para su desarrollo social y personal a sesiones de tutoría, alternativas de ocio sano y tiempo libre y también, nociones de participación comunitaria o de hábito de estudio.

Personal experto

El local elegido tiene una superficie de 100 metros cuadrados (también cuenta con un salón anexo) y se ha dividido en varios espacios para poder usarlo simultáneamente para varios cometidos. La herencia de Carolina se ha empleado tanto en la adecuación del espacio como en el futuro funcionamiento del centro, que estará atendido por un psicólogo y un educador social (a media jornada) así como por dos auxiliares educativos (con un 75% de jornada).

El Gobierno de Cantabria es el encargado de otorgar el permiso para su apertura como centro de menores. Según pudo saber este periódico, ya ha concedido el permiso provisional. El Ayuntamiento, que aportará 63.805 euros anuales, está a la espera de la autorización de funcionamiento definitiva.

En el Carolina López-Dóriga recalarán todos aquellos chicos de Santander que necesiten un refuerzo de sus conductas positivas. Aquellos cuyos padres no tengan suficientes recursos personales o materiales para cubrir sus necesidades de cuidados, educación o supervisión. Aquellos que requieran un espacio de formación y de ocio creativo. Los que necesiten aumentar sus habilidades sociales o académicas (o ambas) para conseguir una plena integración social. Cuando se abra el centro, se habrán trenzado por fin un sueño nacido en la calle Hernán Cortes con una realidad a la que se aspira a mejorar.