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El guardián de los bisontes

El guardián de los bisontes

Cómo el retratista santanderino Francisco Santamatilde descubrió a tiempo el deterioro de las pinturas de Altamira

Javier Menéndez Llamazares

Sábado, 4 de marzo 2017, 08:57

Hoy día, las visitas a la cueva de Altamira más que un viaje al pasado parecen una odisea espacial, al menos si hemos de juzgarlas por las extrañas máquinas de recogida de muestras y el vestuario de astronauta con que los científicos y los contados ... visitantes se adentran en la cavidad. Nada que ver con lo que sucedía hace apenas medio siglo, cuando los más de ciento cincuenta mil visitantes que cada año pululaban por la gruta fumaban, devoraban la merienda y hasta se tumbaban plácidamente en colchonetas en la sala de polícromos para contemplar como se merecía lo que con mucha reverencia llamaban la capilla sixtina del arte rupestre; eso cuando no les daba por organizar cursos y conferencias al lado mismo de las piezas originales.

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