Imágenes con interrogante

Para ello ha buscado hasta ahora la complicidad de artistas contemporáneas con el fin de entablar "un diálogo entre el primer arte y la creación artística del presente". La danza contemporánea, la dramatización o las artes plásticas son vías de exploración de nuevas narrativas, constituyen un lenguaje para imaginar nuevos escenarios en los que narrar la historia, para crear experiencias en el museo.

¿Acaso me nombras? es la primera muestra fotográfica que se realiza con bienes arqueológicos procedentes de la cueva. Esta vez se presentan "no desde la mirada científica sino como objetos artísticos, incluidos en un relato que pretende dar visibilidad al papel de la Mujer en la sociedad paleolítica, en los tiempos de Altamira y en la Prehistoria".

Comisariada por Asun Martínez, esta cita prevista hasta junio, da continuidad a las exposiciones de mujeres artistas en el Museo de Altamira. Sara Morante en 2015 expuso sus ilustraciones en rojo y negro en la muestra Elle nétait pas jolie, elle était pire. No era guapa, era peor. En 2016 Concha García expuso La sala de no ser, instalación que exploraba la memoria y la expresaba a través de los objetos que la invocaban y las acciones que la revisaban, con sus desperfectos y sus ausencias.

A diferencia de las anteriores, la exposición ¿acaso me nombras? está configurada por obra creada expresamente para Altamira, y es la primera muestra fotográfica sobre el patrimonio arqueológico de las colecciones del museo. La pregunta que da título a la exposición alumbra tenuemente la obra de Correa a lo largo del espacio, de principio a fin y del suelo al techo. Cada fotografía en la exposición "es un grito con el que Correa interpela al espectador. Nos invita a descubrir belleza en los objetos arqueológicos de la cueva. Sin embargo, su propuesta no es únicamente una mirada estética, sino una forma de disentir respecto a la mirada habitual hacia los objetos del pasado remoto que nos presentan los museos. Disentir, cuestionar, revisitar, especular a través de la fotografía es un camino de investigación -sobre los relatos históricos- impregnado de compromiso desde el presente".

Y rasgar cada fotografía es "el gesto definitivo mediante el que la artista se revela frente al relato histórico tradicional argumentado a partir de los objetos arqueológicos".

La fotógrafa lleva años trabajando sobre "evidencias científicas" arqueológicas en el Museo Canario. Su objetivo, fijado ahora en Altamira, se plasma en un "relato temerario" que cuestiona la Prehistoria. "Hay estructuras que si las divides en dos siguen funcionando con independencia.La Humanidad no. Necesita sus dos mitades, a los hombres y a las mujeres", afirma la fotógrafa grancanaria. Invitada por el Museo, Teresa Correa plantea un juego de mitades "partiendo en dos las imágenes que ha tomado de distintos objetos, materiales y utensilios encontrados en la cueva cántabra".

El Museo de Altamira, que afronta un año de cambios en el que está previsto renovar su exposición temporal y acondicionar el entorno, recibió el año pasado 285.590 visitantes, un 8% más que en 2015.

La indagación en el conocimiento, la observación constante, el amor por la arqueología, por la antropología, pero sobre todo la pasión vital por la fotografía son los rasgos esenciales de la obra de Teresa Correa quien sostiene que Altamira "es un lugar patrimonial, es pasado y es presente; es un lugar de la memoria de las personas del pasado, y de la desmemoria en el presente". En la muestra temporal una instalación invita a revisitar la cueva "calzados con unos zapatos como los que se utilizan actualmente; un calzado anticontaminante, que evita introducir partículas del exterior. Con ellos accedemos al relato de la exposición con un paso inusual, siguiendo un camino sin contaminaciones previas".

Fotógrafa profesional con formación en sociología, sus intereses e inquietudes intelectuales discurren principalmente entre la antropología y la arqueología. Esta exposición en Santillana es una de sus escalas en un largo viaje que inició en las Canarias, donde ha abordado diversos proyectos sobre el paisaje arqueológico de las islas, y sobre el patrimonio cultural de los museos arqueológicos. Nacida en Las Palmas y formada profesionalmente en el Centro de Estudios de la Imagen de Madrid, Teresa Correa trabaja habitualmente con la Galería Saro León, con la que ha expuesto sus series fotográficas en Madrid, Seúl, Bamako, Miami y La Habana. También ha participado en diversas exposiciones dentro y fuera de España e imparte de forma habitual talleres sobre los procesos creativos.

Correa decidió abordar la muestra desde la perspectiva de género y buscó elementos que le permitieran elucubrar artísticamente una reinvención del pasado.