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Suelo de cristal

Cada 8 de marzo aspira a reventar los techos de cristal. Es una jornada de fervorosa exaltación de igualdad y reivindicación. Pero también un escaparate, una efímera competición de lugares comunes

Olga Agüero

Viernes, 10 de marzo 2017, 07:48

Los niños de Los Corrales de Buelna nacen con un libro debajo de un brazo y el carné de la biblioteca debajo del otro. Combustible ... intelectual probablemente más efectivo que el metafórico pan, propenso a disolverse rápidamente en lágrimas de cebolla. La vocación lectora protege contra pensamientos estrechos y doctrinas imperturbables. Nos enseña a desobedecer, para militar en la duda. «Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal y como me son dadas», decía Cortázar. Herencia complicada de defender cuando nos acechan pensamientos uniformes. Ya ni siquiera es preciso que el discurso concuerde con los hechos.

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